El libro "Fuera de la ley", integrado por 20 cuentos policiales argentinos de 1910 a 1940 que fueron compilados por Román Setton, autor de una pormenorizada introducción sobre ese período casi desconocido en la historia del género, viene a ilustrar un itinerario cruzado por el crecimiento de la ciudad, la aparición del cine y un profundo cambio cultural plasmado durante esos años.
Publicado por Adriana Hidalgo, el volumen da cuenta de la distensión en ese período de los vínculos entre política y literatura "que tendrá también su correlato -muy complejo por cierto- dentro del género policial", apunta Setton, a cargo además de la edición y las notas del texto.
El volumen incluye cuentos de José Antonio Saldías, Laurentino Mejías, Albert Dellepiane, Adalberto ST. John, Eustaquio Pellicer, Enrique Richard Lavalle, Víctor Juan Guillot, Aristides Rabello, Ignacia Micaló, Julián J. Bernat, Roberto Arlt, Enrique Anderson Imbert, Nicolás Olivari, Alfonso Ferrari Amores, Carlos Pérez Ruiz, Conrado Nalé Roxlo y dos anónimos.
La ciudad de Buenos Aires se perfila esos años como el escenario donde irrumpe el delito, con nuevas representaciones del crimen, mediadas por el cine y las nuevas tecnologías.
A esto se suman los inmigrantes incorporados en las capas medias y bajas de la sociedad "a la esfera cultural y política"; la irrupción del periodismo masivo; las revistas culturales Caras y Caretas, PBT, Nosotros y Sherlock Homes entre otras; las nuevas generaciones de escritores y las discusiones de las vanguardias.
En tanto que los diarios ven engrosadas sus páginas con colecciones periódicas -mensuales, quincenales y semanales- a precios muy económicos y en tiradas masivas.
En este marco el cine aportó sus propias ideas sobre lo policial y el crimen en la ciudad, "un ingrediente esencial para el desarrollo del complejo imaginario de la criminalidad y la marginalidad urbana", precisa Setton en la introducción.
La etapa fundacional remite a la década de 1910: "Los cuentos incluidos en la revista Sherlock Holmes (1911-1913), las primeras incursiones en el género de un escritor de policiales como Enrique Anderson Imbert, los cuentos de la serie 'Memorias de Nelson Coleman', las narraciones policiales de Eustaquio Pellicer, Enrique Richard Lavalle o Nicolás Olivari".
Hacia comienzos de 1940 ya hay delineado un modelo culto, "ligeramente cuestionador de los parámetros de la edad dorada de la literatura policial en lengua inglesa, 1914-1939 y negador de la vertiente norteamericana surgida hacia 1922 y consolidada en 1930".
Ese año comienza la gran depresión en los Estados Unidos, y se dibuja como enemigo público la figura del gangster.
En esos tiempos hay un cambio de registro urbano -parques, suburbios, centro- donde lo rural queda como los mataderos desplazados a los márgenes de la urbe. Y cobran vida -además del gangster -que se mueve en automóvil y utiliza el arma a repetición (la ametralladora), el asesino serial, el asesino a sueldo y el género multiplica sus tramas.
Además, "Fuera de la ley" cuenta con un capítulo sobre las lecturas policiales porteñas, de Lila Caimari, quien cuenta del nacimiento de Sherlock Holmes, la revista semanal ilustrada que durante "dos años se dedicará a cubrir el amplísimo espectro de lo policial en la ciudad de Buenos Aires".