“Gardelería”: el “Zorzal Criollo” en clave de jazz

La dupla, magníficamente apoyada por Andrés Litwin en la batería y por Pablo Motta en el contrabajo, consigue mostrar las diferentes posibilidades que habitan en los clásicos compuestos por prolífico tanguero.

El pianista Federico Lechner y el armoniquista Franco Luciani están presentando en cuarteto en la Argentina su reciente álbum “Gardelería”, donde asumen un repertorio de Carlos Gardel en clave jazzera que sirve para dimensionar el impresionante legado autoral del mítico artista.
“A nosotros nos gusta poder escuchar a Gardel y, también, todo lo que permite”, arriesga Franco Luciani durante, y repasa el carácter del álbum que urdió junto al pianista radicado en España hace 30 años.
Sentado a su diestra, Lechner, que fue el mentor de este trabajo, apunta que “comparativamente poca gente conoce la faceta de Gardel como músico o como autor y por eso me interesaba mucho presentarlo como un músico que, además, era un gran cantor”.
El armoniquista aporta que “la estatura de Gardel como cantor y como el primero que asumió el tango-canción como intérprete, quizá llevó a que no sea tan reconocido como compositor, aunque sus canciones tienen actualidad, están construidas magistralmente y son maravillosas”.
La dupla, magníficamente apoyada por Andrés Litwin en la batería y por Pablo Motta en el contrabajo, consigue mostrar las diferentes posibilidades que habitan en los clásicos compuestos por el “Zorzal Criollo”.
Así, con la impronta que el dúo logró bosquejar en su anterior álbum compartido (“Falsos límites”, de 2009), el universo musical gardeliano es un espacio que permite el juego, la relectura y diversas aproximaciones.
“Hay creadores que son muy inspirados y muy talentosos pero que siempre apuestan al mismo color, pero en el caso de Gardel, además de ser muy prolífico y muy inspirador, es muy variado en cuanto a formas y a colores”, subraya Lechner.
Para especificar el carácter de la aventura emprendida, el músico añade que “el criterio que nos impusimos es que nos guste primero la canción y recién después ver el partido que le podíamos sacar, ya sea por la vía de los arreglos o de la improvisación”.
En el mismo sentido, resalta que “hacemos una propuesta transgresora o con un enfoque más vanguardista con naturalidad, porque no la encaramos desde el coco sino desde el corazón”.
“Gardelería”, título que adeuda a un cuento del uruguayo Leo Maslíah (además responsable del arreglo de “Guitarra mía”), destaca en la interpretación de “Por una cabeza”, “Volver” y “Soledad” y suma aportes vocales del brasileño Gladston Galliza (“Lejana tierra mía”) y del español Javier Ruibal (“Volvió una noche”), del armonicista Antonio Serrano (en “El día que me quieras”) y del percusionista Horacio Cacoliris (en “Amores de estudiante”).
“Lo que musicalmente más nos une es la sorpresa y la complicidad a partir de ese riesgo, de ese gusto por lo desconocido, por la aventura”, pondera Lechner.
Por su parte, Luciani confiesa que “me encanta trabajar en el seno del típico trío de jazz donde la armónica encaja perfectamente, pero, a la vez, acerca el sonido nuestro y entonces argentiniza el discurso y profundiza el cruce entre los dos géneros”.

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