Gelman: “la búsqueda no termina nunca”

Con casi una treintena de libros publicados, el poeta Juan Gelman -radicado en México desde 1988- parece dispuesto a encarar nuevos desafíos, tras reconocer a su última obra, “El emperrado corazón amora”, como un gozne dentro de un proceso creativo de búsquedas constantes.

Buenos Aires (Télam)
Este libro, editado en Argentina por Seix Barral, es una muestra más de su indagación sobre una constelación de temas recurrentes: la infancia, la justicia, el destierro, la memoria, la pasión amatoria y la misma poesía como espacio insondable.
Y de nuevo -entre el gesto irónico, las torsiones de lenguaje y los neologismos- las imágenes fulgurantes: “Las gracias de la noche cocinan/ sombras crudas de la belleza, mesas/ donde comió la juventud” o “Una esperanza hambrienta vuela/ a su animal espléndido”.
A punto de viajar a Argentina para presentar junto al bandoneonista Rodolfo Mederos el espectáculo poético musical “Del amor”, con dirección de Cristina Banegas, Gelman dialogó sobre diversos tópicos de su poesía y su vida.

- Se ha dicho en España a propósito de su libro último, que es el de mayor riesgo y el más “radical”, consideraciones que creo le caben también a otros títulos suyos. En su opinión, ¿qué libros han funcionado como goznes de su propia búsqueda?
- Creo que sobre todo son “Cólera buey”, “Incompletamente” y el que acaba de salir, “El emperrado corazón amora”. Es difícil para mí precisar esto, cada uno responde a una obsesión particular dentro de una continuidad. La búsqueda no termina nunca.

- Hay un nuevo término que se repite en su libro: “nervios”, una palabra recurrente en poetas vanguardistas de inicio del siglo XX para designar algo así como un circuito de impulsos eléctricos que aguijoneaban los terrenos de la creación.
n La palabra “nervios” tiene exactamente ese sentido en William Blake, que le pide a las musas que bajen por los nervios de su brazo derecho, el que usaba para escribir y pintar. En Goethe, por ejemplo, el sentido es otro: en un poema dice que algunas cosas lo enfurecen y le crispan los nervios, por ejemplo, dormir solo. A mí, lo que me pone nervioso es la crisis económica y los libros por internet.

- Algunos textos de “El emperrado corazón amora” vuelven sobre aquella frase suya de “confiar en el misterio” en referencia al enigma de la creación: “qué escribe lo que escribe es/ una pregunta sin amparo”…
-Seguramente sin respuesta.

- Además, son varios los poemas que remiten al barrio y al ámbito familiar: los padres, “el hermano que amaba a Pushkin”; usted dice que “los huesos no se apagan”, ¿la infancia le sigue enviando mensajes?
- Sí, y no se trata sólo de la infancia que uno tuvo, o la que uno cree que tuvo, sino de su paisaje y de cómo la hicieron y se hizo”.

- En el texto “Continuaciones” usted habla de los “dioses de la totalidad”; ¿ese verso alude a los déspotas del golpismo?
- Y a los del dinero, a los del pensamiento, tantos otros.

- En su libro anterior lo acompañan varios poetas --Blake, Celan, Char, Angel González-- a quien llamó “compañeros”; ahora están José Angel Valente, Juan L. Ortiz, Alberto Szpumberg, Eduardo Lizalde, ¿esas presencias, abrigan?
- Abrigan, iluminan y sobre todo hablan con uno.

-El caso de Lizalde es llamativo, un gran poeta en su país, lamentablemente desconocido fuera de México…
- Es verdad, Eduardo Lizalde es un gran poeta poco conocido fuera de México. Pasa con otros grandes poetas mexicanos, empezando por Ramón López Velarde. Y México no es el único país del mundo donde eso pasó y pasa.

- Alguna vez usted dijo, en referencia a su nieta Macarena Gelman: “Somos huérfanos de la misma persona”; ahora en pos de la verdad sobre el asesinato y el lugar de los restos de su madre María Claudia García ¿son también compañeros de una misma búsqueda, la de la justicia?
- Absolutamente sí. Ella reabrió en Uruguay el proceso para que se encuentren los restos de su madre y sus asesinos reciban el castigo que fija la ley, después de que los dos juicios que inicié fueran clausurados por jueces y/o presidentes que odian “los ojos en la nuca”, como bautizaron a la memoria de las víctimas.
Macarena se sumó a la querella que abrimos ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos y condujo a la condena del estado uruguayo, un logro que prácticamente consiguió Macarena por las propias. Es una mujer valiente, además de hermosa.

- El presidente uruguayo José Mujica anunció la firma de un decreto para investigar asesinatos amparados bajo la Ley de Caducidad. ¿Lo ve como un paso más firme de un gobierno que se mostró hasta ahora ambiguo respecto a la ley de caducidad y a la sentencia que le dictó la Corte Interamericana de Derechos Humanos?
- Es un avance, pero el gobierno uruguayo no fue ambiguo con la ley de caducidad: el presidente Mujica hizo todo lo posible para que ni siquiera se modificara y lo consiguió. Esa ley tiene un nombre muy particular: Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado. Parece que es pretencioso castigar a los asesinos y torturadores de la dictadura uruguaya.

- Una nota en Página/12, referida a la oposición al régimen de Kadafi, apunta a que la paradoja de las revueltas sociales en el mundo árabe son capitalizadas por fuerzas contrarias a las reivindicaciones de los alzados, ¿es por falta de unidad, de líderes, de cuadros, de vertebración política?
- Pienso que falta todo eso y sobra capitalismo.

- Usted fue amigo de Tito Monterroso, parafraseando su cuento más popular podría decirse que cuando Juan Gelman despertó, José Galván y Julio Grecco todavía estaban allí; ¿se acabaron los heterónimos?
- Ya no vienen por aquí

- El poema “Ver si” remata con un verso --”No hay que sentarse en el cuerpo domado”-- que admite lecturas varias; ¿también la de que el creador rehuya del sitio donde cristaliza el oficio?
- Es así, y también de toda servidumbre.

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