Más allá de los daños materiales, el chofer le relató a este medio el pésimo momento vivido por todos los pasajeros.
«Es la primera vez que me pasa, no sé de qué equipo son, pero se subieron en La Anónima y se bajaron en Laprida con banderas azules y blancas. Son unos maleducados y no me importa que me vengan a insultar a mí, pero acá se la agarraban con las señoras y las madres que viajaban con sus hijos», comentó el chofer del interno 24.
En tal sentido agregó que «ni bien subieron, pusieron una bandera en la mitad del colectivo y prendieron 3 o 4 porros, tocaban los redoblantes, amenazaban a las mujeres, pateaban todo lo que encontraban. Un desastre. Después le sacaron el aire a la puerta de atrás y la abrieron con la mano; no sé de dónde sacaron piedras pero desde el colectivo le tiraban a la gente que pasaba caminando o a los autos que cruzábamos en la ruta».
Según el relato de trabajador, «la gran mayoría eran menores y uno no sabe cómo actuar en un caso así. En un momento arrancaron el martillo contra incendio y uno de los que estaba colgado del timbre lo tiró desde el fondo con intenciones de pegármelo; gracias a Dios el martillo chocó con uno de los caños y se fue al piso, porque si le llegaba a pegar a algún pasajero, le parte la cabeza o lo mata».
El colectivo es un Mercedes Benz 1417 que apenas tiene recorridos 500 kilómetros y ahora conoce a los bárbaros que se las dan de hinchas de fútbol. Son los mismos que dejarían vidrieras rotas y autos sin estéreos en su regreso desde Laprida.
El partido comenzó a las 15:30 y el equipo perdió con la CAI por uno a cero. A las 19 la policía les hacía de custodia a uno de los grupos de Newbery que recién llegaba a Kilómetro 3.
Por otro lado, cabe recordar que meses atrás la empresa Patagonia Argentina había optado por suspender el servicio cuando jugaban Newbery o Huracán, debido a los destrozos que les generan a las unidades y al peligro al que se expone a los pasajeros.
- 20 mayo 2007