En el año 2005, José Saramago, premio Nobel de Literatura en 2008, escribió "Las intermitencias de la muerte", una ficción que hablaba de un país en el que dentro de sus límites, la muerte dejaba de tener efecto. Palabras más, palabras menos, y sin intenciones de un spoiler literario que no viene al caso, la producción manifestaba una problemática real en torno a la vejez, a cuando la incapacidad, el deterioro físico o la prolongación del sufrimiento, vuelve a la muerte la mejor de las alternativas.
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