Informe mundial sobre género y salud

Aún cuando se han realizado algunos progresos, las sociedades del mundo entero siguen fallando a la mujer en momentos clave de su vida, particularmente en la adolescencia y la vejez. Estas son las conclusiones del informe más completo de la OMS hasta la fecha sobre la salud de la mujer a lo largo de su vida, desde el nacimiento hasta la vejez pasando por la niñez, la adolescencia y la edad adulta.

El grueso de la atención sanitaria está a cargo de mujeres, pero éstas pocas veces reciben la atención que ellas mismas necesitan. Las mujeres viven más que los hombres, pero esos años suplementarios no siempre se acompañan de buena salud. La biología puede ayudar pero la sociedad no lo hace. En muchos lugares, las mujeres y las niñas afrontan problemas similares, en particular la discriminación, la violencia y la pobreza, que aumentan su riesgo de mala salud.
El objetivo de la OMS consiste en ampliar los conocimientos y fortalecer la respuesta del sector de la salud reuniendo pruebas, elaborando normas y criterios para incorporar la igualdad entre hombres y mujeres en las políticas y los programas de salud, fortaleciendo la capacidad y demostrando cómo afectan a la salud las cuestiones de género y las desigualdades entre hombres y mujeres.

EL ENFOQUE DE SALUD PUBLICA BASADO EN EL GENERO
El enfoque de salud pública basado en el género parte del reconocimiento de las diferencias entre el hombre y la mujer. Ello nos sirve para determinar cómo difieren los resultados, experiencias y riesgos sanitarios entre hombres y mujeres, niños y niñas, y para actuar en consecuencia.
Según la OMS, la mayoría de las sociedades la mujer tiene un menor estatus social que el hombre, lo que se traduce en relaciones de poder desiguales. Por ejemplo, la mujer se encuentra en condiciones de inferioridad en la familia, la comunidad y la sociedad en general: tiene un menor grado de acceso a los recursos y de control sobre los mismos, y un menor peso que los hombres en la toma de decisiones. Todos estos factores han llevado a restar importancia a la salud de la mujer y a no prestarle la debida atención.
La atención a la salud de la mujer se ha venido centrando hasta ahora en los problemas que ésta sufre durante el embarazo y el parto. El enfoque de salud pública basado en el género nos ha servido para comprender mejor los problemas sanitarios de la mujer y determinar formas de abordarlos en mujeres de todas las edades. Por ejemplo, sabemos hoy que las enfermedades cardiovasculares son una importante causa de mortalidad femenina. Sin embargo, no se reconoce suficientemente este hecho, lo que retrasa la búsqueda de tratamiento y el diagnóstico entre las mujeres. La identificación de diferencias de género en las enfermedades cardiovasculares ha permitido formular estrategias de promoción de la salud y prevención más eficaces, lo que a su vez ha redundado en mejoras de la salud de la mujer en muchos países.

INTEGRACION DE LAS PERSPECTIVAS DE GENERO EN LA SALUD PUBLICA
Integrar las perspectivas de género en la salud pública significa tener en cuenta las diferentes necesidades de la mujer y del hombre en todas las fases del desarrollo de políticas y programas. El objetivo fundamental es lograr la igualdad de género. La incorporación de una perspectiva de género en la salud pública implica abordar la influencia de los factores sociales, culturales y biológicos en los resultados sanitarios, para mejorar así la eficiencia, cobertura y equidad de los programas.
Un ejemplo de aplicación de este enfoque es una intervención contra el VIH llevada a cabo en Sudáfrica en la que se abordaron las condiciones de pobreza, violencia y falta de poder para negociar la adopción de precauciones en las relaciones sexuales como factores que propician unas altas tasas de infección por VIH entre las mujeres. El proyecto "Microfinanzas contra el SIDA y por la igualdad de género- ofreció a las mujeres acceso a sistemas de microfinanzas para lograr la autosuficiencia económica, y educación sobre el VIH sensible a las cuestiones de género para ayudarles a negociar mejor las relaciones sexuales y hacer frente a los prejuicios en su comunidad. El proyecto ayudó a reducir en un 55% la incidencia de casos de violencia de pareja, un factor clave para la transmisión del VIH, en un grupo de mujeres pobres sudafricanas.

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