La hermana Cecilia vivía en el Monasterio de Santa Teresa y San José de Santa Fe, dedicada a la oración y la vida contemplativa, tocaba violín y era conocida por su dulzura, y sobre todas las cosas, permanente sonrisa.
En las últimas semanas su enfermedad se agravó y debió ser hospitalizada. Desde su cama en un centro médico no dejó de orar y ofrecer los sufrimientos que sobrellevaba con la certeza de que su encuentro con Dios estaba cerca.
En un trozo de papel escribió su último deseo: "Estaba pensando cómo quería que fuera mi funeral. Primero poco de fuerte oración, y después una gran fiesta para todos. ¡No se olviden de rezar pero tampoco de celebrar!"
Su testimonio y las fotos de sus últimos días hablan por sí mismos y decenas de personas comparten en las redes sociales cómo la agonía de la hermana Cecilia está tocando los corazones.
Así anunciaron su muerte las carmelitas descalzas: "¡Jesús! Solo dos líneas para avisarles que nuestra queridísima hermanita se durmió suavemente en el Señor, después de una enfermedad tan dolorosa llevada siempre con alegría y entrega a su Divino Esposo. Les mandamos todo nuestro cariño agradecido por el sostén y la oración durante todo este tiempo tan doloroso pero tan maravilloso a la vez. Creemos que voló directamente al Cielo, pero igualmente les rogamos que no dejen de encomendarla en sus oraciones, que ella desde el Cielo se los pagará. Un abrazo grande de sus hermanas de Santa Fe".