La Iglesia advirtió sobre la corrupción y pidió que "no haya impunidad"

El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), José María Arancedo, advirtió sobre "el flagelo de la corrupción y del narcotráfico" en el país y reclamó que no haya "impunidad", sino "una justicia independiente respetuosa de las garantías constitucionales".
En la misa del segundo día del Congreso Eucarístico Nacional, día dedicado a la reconciliación, Arancedo remarcó que "como argentinos venimos de una historia con luces y sombras, con desencuentros y heridas, con el flagelo de la corrupción y del narcotráfico", pero agregó: "Nos sentimos animados por la luz de la fe que fortalece nuestra esperanza y renueva nuestro compromiso de una Patria de hermanos".
Tras el cambio de Gobierno y en medio del escándalo por la detención del exsecretario de Obras Públicas José López tratando de ocultar millones de dólares en un monasterio, el líder de la Iglesia hizo un llamado a la "reconciliación", pero advirtió: "La reconciliación no es impunidad".
"La reconciliación no es impunidad, ella necesita de la verdad y del ejercicio de una justicia independiente respetuosa de las garantías constitucionales, pero aspira a una meta más alta y significativa. Cuando abrimos nuestra mente y nuestro corazón al llamado evangélico de la reconciliación se abre un camino nuevo hacia la concordia y la fraternidad. La reconciliación es profecía y camino hacia una humanidad nueva", subrayó.
En este sentido, dijo que "como argentinos nos haría bien esa actitud de dolor de Jesús por lo que nos falta de honestidad y justicia, de respeto por la vida y reconciliación".
Y les propuso a los argentinos, "especialmente a los jóvenes", que se sientan "protagonistas de una Argentina dispuesta a superar odios y divisiones que enfrentan y aíslan", teniendo presente que "el espíritu de reconciliación no es debilidad, sino expresión de fortaleza moral y madurez".
"La fe en Dios manifiesta, junto al amor y el compromiso con la Patria, una apertura fraterna a todos los hombres. La fe no nos aísla, es camino de encuentro, de respeto y de diálogo", insistió el arzobispo.

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