La Iglesia pidió dejar atrás las prácticas demagógicas

Las elecciones de octubre merecieron un párrafo en el documento final de los obispos reunidos en la Conferencia Episcopal Argentina, que preside el cardenal Jorge Bergoglio.

Buenos Aires (Télam)
Sin rodeos pidieron «dejar atrás las prácticas demagógicas y presiones indebidas, como el clientelismo y la dádiva, que desvirtúan el profundo significado y degradan la cultura cívica».
En ese sentido, aseguraron que «es obligación del ciudadano controlar la gestión del gobernante».
Esos mismos conceptos aparecen en el documento que los obispos elaboraron en su anterior reunión en el mes de abril pasado, poco antes de las elecciones porteñas. De todas maneras, el renovado pedido de los obispos recobra actualidad cuando faltan casi dos meses para los comicios presidenciales.
El texto incluye además una fuerte advertencia: «Nuestro país sufre todavía fragmentación y enfrentamientos, que se manifiestan tanto en la impunidad, como en desencuentros y resentimientos. Nos queda pendiente la deuda de la reconciliación», manifestaron los obispos.
El plenario, acotado a una veintena de obispos que sesionó durante tres días, también exhortó a avanzar hacia una autonomía «real y auténtica» de los tres poderes del Estado, condición que los curas consideraron «imprescindible» para el ejercicio de la democracia.

COMPROMISO
Los obispos destacaron la necesidad de «crecer aún más en nuestro compromiso ciudadano» e instaron a los fieles a realizar un «examen serio de nuestro comportamiento social» ante los comicios del 28 de octubre.
Reiteraron que «el acto eleccionario requiere el conocimiento de las propuestas y el pleno ejercicio de la libertad del ciudadano» y que «esto compromete al que se postula, quien debe definir claramente su programa de acción política, y al que debe votar, a informarse debidamente de la probidad de los candidatos y de la dimensión ética de sus propuestas».
La nueva declaración se conoce al término de tres días de deliberaciones en la sede de Suipacha al 1034, en las que se analizó la grave situación de la provincia de Santa Cruz y la actuación del obispo de Río Gallegos, monseñor Juan Carlos Romanín, acompañando el reclamo de la gente, postura que el Episcopado respaldó.
En el primer párrafo del texto, al explicar los motivos de la reiteración de la exhortación conocida en abril, los prelados destacan que la realización de elecciones nacionales «significa un momento muy importante en la vida de los pueblos», en donde «se expresa la voluntad popular y se refuerzan las instituciones de la democracia».
Señalaron una serie de desafíos entre los que mencionan la necesidad de «promover el verdadero federalismo, que supone el fortalecimiento institucional de las Provincias, con su necesaria y justa autonomía respecto del poder central».
También pidieron «medidas que garanticen y aceleren la inclusión de todos los ciudadanos» y consideraron que «la pobreza y la inequidad, no obstante el crecimiento económico y los esfuerzos realizados, siguen siendo problemas fundamentales».
Como otro desafío, mencionaron la supremacía del bien común, que «sustenta y fortalece los tres poderes del Estado, cuya autonomía, real y auténtica, se hace imprescindible para el ejercicio de la democracia».
Al hablar luego de las políticas de Estado, señalan que «la experiencia nos ha enseñado que una sociedad no crece necesariamente cuando lo hace su economía, sino sobre todo cuando madura en su capacidad de diálogo y en su habilidad para gestar consensos que se traduzcan en políticas de Estado».
En tanto, reiteran su llamado a preservar la vida «desde el momento de la concepción» así como «fortalecer los derechos» de la familia y «promover la educación de los jóvenes en el verdadero sentido del amor y en el compromiso social».
Finalmente, señalan que el país sufre todavía «fragmentación y enfrentamientos, que se manifiestan tanto en la impunidad, como en desencuentros y resentimientos» y admitieron que «nos queda pendiente la deuda de la reconciliación».

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