La premiaron por ser una alumna ejemplar

Era una mujer que ayudó a la escolarización de los chicos de su barrio, hasta que decidió que ella también podía hacerlo y a los 50 años decidió terminar la secundaria.
Se llama María Silvia Tramaleo, es oriunda de Río Mayo y su vocación de servicio la llevó a trabajar también para que otros se acercaran al conocimiento. Sencilla, pero con gran sentido de la solidaridad, es madre de Federico y abuela de Bruno y la segunda hija mayor de 10 hermanos. Como bien dicen aquellos que la conocen en su cotidianeidad pueblerina, es el orgullo del barrio “El Menuco”, ya que además combina todas sus responsabilidades con una gran pasión: el futbol. Es que Tramaleo juega al fútbol femenino en Río Mayo.
Sus amigos y allegados festejaron el reconocimiento escolar porque no es cualquier mujer, sino una que contribuyó con su aporte a la escolarización de todos los chicos del barrio, teniendo apenas la primaria. Como iniciadora de este camino donde demuestra que no importan la edad y la circunstancia y que se puede, Silvia Tramaleo sugiere que “la gente se anime, que dé ese empujón; todo es constancia en la vida. Yo tenía que ir caminando a la escuela en invierno porque vivo lejos, incluso cuando mi nieto me decía ‘Abu, no vayas, quedate’. Entonces le explicaba que no podía faltar”.
El nuevo desafío de Silvia ahora es seguir estudiando y por lo pronto aprender computación.
Pese a todo, su interés de superación fue más allá y tal es así que no dudó en buscar alternativas que le permitieran educar a otros. Vivía comprando revistas de puzzle, crucigramas y resolvía todos los acertijos; investigaba mucho y así podía llegar a incentivar a los más chicos por el amor al estudio. También reconoce que lo importante es contar con “el propósito de seguir aprendiendo y ahí uno ve que cuando agarra ritmo, después tiene ganas de seguir estudiando”. Una mujer que se muestra contenta por sus logros, que fue la abanderada de su escuela y que se vio sorprendida al conocer su promedio.

UNA DEUDA PENDIENTE
Tanto fue lo que Silvia dio a otros que decidió darse una oportunidad y hace tres años empezó la secundaria sin llevarse ninguna materia durante los tres años. Desmitificó aquello que dicen de que para estudiar se requiere mucho e hizo primar su deseo: estudio con muy pocos recursos, apelando a libros y a su celular.
“Mi mesa era un mundo de libros, se me cansaba la vista, dejaba un rato y volvía a encarar”, dice la mujer que recuerda que tenía una deuda pendiente con el estudio y para eso también hubo sacrificios y tuvo que dejar cosas de lado.
“No falte ningún día, ni me lleve materias y para hacerlo también me sirvió mucho el incentivo de mi hermano Fabio que también estudiaba”, confiesa.
Pero empezar este nuevo camino de la educación formal para un adulto no fue fácil. Al empezar la cursada del bachillerato acelerado con orientación contable en la escuela 706 esperaba encontrarse con gente de su edad, pero grande fue su sorpresa cuando se halló con adolescentes. La adaptación fue dura –dice–, pero fácilmente logró la integración al nuevo mundo juvenil.
Esperaba que los jóvenes la ayudaran y todos le pedían ayuda a ella. Es que siempre fue al colegio con la idea de aprender. Quienes la conocen muestran por ella un orgullo inquebrantable y es que no dejaba ningún problema sin resolver. Decía: “esto me tiene que salir sí o sí”.
Silvia Tramaleo se desempaña en el Casino de Oficiales del Ejército como personal civil realizando tareas de maestranza y obtuvo en el primer año un certificado por su asistencia perfecta. También premiaron su mérito y esfuerzo. En segundo año recibió la bandera y nuevamente asistencia perfecta y fue reconocida por su mérito y esfuerzo. Finalmente, hace pocos días terminó el tercer año y además de entregar la bandera a su sucesor, recibió un reconocimiento por asistencia perfecta, premiaron su mérito y esfuerzo y obtuvo el mejor promedio del colegio N° 706 “Gregorio Mayo” obteniendo un 9,51 como calificación final.
Para Río Mayo, esta mujer constituye un ejemplo de todo lo que se puede conseguir cuando la iniciativa personal y los deseos de superación son más fuertes que cualquier impedimento material, demostrando que cuando hay interés por acceder al conocimiento, siempre hay una forma de encontrarse con él.

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