Tras la reunión del sábado que duró 10 horas, cuatro de los dirigentes más influyentes de ambos países se volvieron a juntar hoy en la llamada Aldea de la Tregua en Panmunjom para intentar distender la situación en la Zona Desmilitarizada, como se conoce a la frontera que separa de facto a los dos territorios desde que firmaron un cese de fuego en 1953.
Las dos coreas nunca firmaron la paz tras el conflicto que dividió la península, por lo que la tensión siempre domina el límite que las separa y cada tanto esa tensión da pie a una escalada militar que amenaza con desencadenar un nuevo conflicto armado.
La última escalada se desató el jueves pasado cuando Corea del Norte lanzó una ronda de artillería contra una unidad militar del otro lado y Corea del Sur respondió con decenas de ataques de artillería, que no dejaron ningún herido.
Según explicó Pyongyang, sus fuerzas atacaron en represalia por la decisión de Seúl de reinstalar después de 11 años los altoparlantes que difunden propaganda política a lo largo de la frontera.
Por su parte, el gobierno surcoreano recordó que la tensión en la frontera comenzó a principio de mes cuando dos de sus soldados pisaron minas anti personales en la Zona Desmilitarizada, presuntamente colocadas por Corea del Norte. Uno de los militares perdió sus dos piernas.
Tras la escalada militar del jueves, Pyongyang declaró el estado de guerra para sus tropas en la frontera y dio un ultimátum de 48 horas a Seúl para quitar los altoparlantes.
Poco antes de cumplirse las 48 horas, el gobierno comunista del norte propuso una reunión bilateral en la frontera y desde entonces ambas partes dialogan.
Pero, al mismo tiempo, las dos coreas continúan preparando sus Fuerzas Armadas para un posible conflicto bélico.