Madre de la niña que habría matado a su abuela acusa al entorno familiar
El conmovedor caso de la chica de 13 años que habría asfixiado a su abuela hasta causarle la muerte en un domicilio de Caleta Olivia, se inserta en un intrincado contexto de orden familiar, judicial y de otros organismos públicos encargados de proteger la integridad de niños, adolescentes y jóvenes.

El penoso suceso que cobró notoriedad nacional se conoció el martes de esta semana cuando al ser alertada, la policía halló sin vida en una habitación de la casona ubicada en la calle Castelli al 1300 a la adulta mayor de 92 años.

Luego se supo que su nieta adolescente habría admitido ser la autora del crimen y la autopsia que se le practicó en la morgue del Hospital de Puerto Deseado determinó que el deceso se produjo a causa de una asfixia mecánica por sofocación de boca y nariz.

El juez que interviene en la causa, Gabriel Contreras dispuso que la niña permanezca a resguardo en el Hospital Zonal, con custodia y bajo asistencia de un equipo multidisciplinario del departamento de Salud Mental, encomendando además que se le practicara un estudio psicológico.

La niña había estado bajo la tutela de su abuela ya que se le había quitado hace varios años la tuición a su madre y luego a su padre que ahora estaría residiendo en otra ciudad.

Su madre es Marina Álvarez de 41 años, cuyo nombre cobró notoriedad a principios de 2015 cuando fue detenida en Santa Rosa, La Pampa, junto a quien era su nueva pareja, un joven que ese entonces tenía 19 años y ella 37, acusados de prostituir a cinco niños y niñas de 5 a 15 años.

La denuncia la hicieron vecinos de esa ciudad, generando la intervención de un Juzgado de Menores que ordenó la detención de ambos, siendo trasladados a comisarías de Caleta Olivia, en tanto que los chicos quedaron a resguardo de organismos de minoridad.

Con el paso del tiempo los implicados recuperaron su libertad, pero la mujer no recuperó la tenencia de sus hijos e hijas, hasta que su nombre volvió a cobrar notoriedad este jueves.

Debido a que en las redes sociales se publicaron acusaciones en su contra atribuyéndoles indirecta responsabilidad en la muerte de la anciana, Marina Álvarez decidió contactarse con algunos medios periodísticos locales (en principio con El Caletense y luego con Caleta Video Cable) para responder a la gente que la acusaba.

En ambos casos optó por no hacer puntual referencia a su situación pasada, alegando que el delito que le fuera imputado era falso y por ello la justicia no la impuso condena alguna.

“ESTABA CANSADA

DE TANTA VIOLENCIA”

En su relato, manifestó que veía esporádicamente a su hija de 13 años porque la propia menor de edad lo deseaba a pesar de la restricción legal.

Contó que en la madrugada del martes fue a su casa y le dijo que había tenido un altercado con su abuela, pero nunca le confesó que la había asfixiado.

Dijo además que la chica tenías rasguños en la cara y cuello y sabía también que recibía malos tratos en la casa del barrio Miramar por parte de la abuela e incluso de dos tías.

Aseguró que, como madre la acompaño a una comisaría regular, luego a la comisaría de la Mujer y finamente a la Oficina de la Niñez donde no le permitieron estar a su lado.

Después le pidieron de mala manera que se fuera de allí y alcanzó a ver cuándo se llevaban a su hija en un patrullero, tras lo cual se enteró de lo que había sucedido y no le permitieron volver a verla.

Retomando el momento en que la niña fue a pedirle ayuda en la madrugada del martes, relató: “me agarraba, me pedía por favor. No sabía qué hacer. Estaba en shock. Tenía miedo de perderla porque no tengo la tenencia y para la Justicia parece que no tengo derecho a nada. Algo había que hacer porque no podía tenerla en mi casa, no podía esconderla”.

También aseguró: “ella estaba cansada de tanta violencia. Yo no puedo creer que una abuela sea así con su nieta" y además reveló que “mi hija no tiene nudillos, porque la abuela le tiraba los dedos para atrás".