Más trolls, bots y fake news: lo que puede venir en Twitter

Especialistas prevén una migración masiva de la publicidad política a Facebook, mientras en Twitter la conversación quedaría en manos de "los más involucrados", tierra fértil para trolls y bots. También recuerdan que "no son sólo los usuarios falsos los que propagan las noticias falsas".

Twitter anunció una medida la semana pasada que modifica las reglas de juego de los políticos de todo el mundo en la red , pero también supone un cambio significativo en la circulación de los mensajes políticos: todos aquellos que estén pautados estarán prohibidos a partir del 22 de noviembre.

Para los especialistas en el tema, esto se traducirá en el micromundo de argentinos en Twitter en un crecimiento masivo de las cuentas trolls o bots, aquellos usuarios falsos o automatizados que apuestan por manipular la conversación política en las redes.

“Al no haber publicidad política, la conversación política queda restringida a Twitter en este espacio en el que ya hay trolls y bots, pero se va a aumentar además esta cantidad porque el de la publicidad ya no va a ser un espacio propicio”, subrayó a Página/12 Ana Slimovich, quien investigó la relación del presidente Mauricio Macri y de la expresidenta Cristina Kirchner con la red Twitter.

Según explicó la investigadora del Conicet en el instituto Gino Germani y docente en semiótica de redes de la carrera de Comunicación de la UBA, la intempestiva decisión de Jack Dorsey -CEO de Twiter- podría suponer en una primera lectura que se favorecerían las cuentas verificadas, sin embargo podría implicar el efecto contrario: un crecimiento masivo de cuentas falsas.

El problema es que Twitter procesa el contenido creado por los trolls como “tuits orgánicos”, al igual que cualquier mensaje del presidente, de un político o de un periodista renombrado. Lo que los distingue es únicamente su jerarquía dentro de las redes, si son o no “personas de autoridad” en relación a su cantidad de seguidores.

CUENTAS FALSAS

Amnistía Internacional ya había encendido en 2016 las alarmas sobre las operaciones coordinadas de cuentas falsas en la Argentina, asociadas en principio a cuentas de seguidores macristas, contra periodistas y defensores de derechos humanos.

En ese sentido, había reclamado tanto al Estado como a las empresas de las redes que sugieran y/o incorporen herramientas de detección y protección a este tipo de prácticas.

Regular a los trolls y bots, sin embargo, no es tarea fácil. Además de que quienes están detrás de las cuentas tienen aceitado un sistema para no ser descubiertos, no hay que perder de vista que no son sólo los usuarios falsos los que propagan las noticias falsas.

“A las campañas armadas después se van sumando internautas comunes; no sólo no se pueden regular sino que tampoco se pueden prever sus efectos”, subrayó la investigadora.

Natalia Aruguete, especialista en el estudio de las agendas política, mediática y pública, explica que la red funciona como una “cámara de eco”. “Logra propagarse porque hay resonancia cultural entre los usuarios que comparten una comunidad en la que el troll es autoridad”, subrayó la doctora en Ciencias Sociales (UNQ) y magíster en Sociología Económica (IDAES-UNSAM).

¿Quiénes son los que las viralizan, entonces? Para la investigadora, es indispensable que para que este proceso suceda “haya valores compartidos entre los usuarios de bajo rango que hay en esa comunidad”.

Es decir, que las personas se vinculen en las redes con la información que confirma sus creencias, ayudada «por la percepción selectiva como iniciativa individual pero también confirmada por el algoritmo».

“Hay una coherencia ideológica y política muy fuerte en la relación que se da dentro de Twitter entre políticos y usuarios”, resaltó.

La lógica de circulación de los mensajes políticos en Twitter es compleja. Aruguete la define como una “red aristocrática conformada por una minoría autoseleccionada muy intensa en interacción política y con debate codificado o “para entendidos”. Así, en esta “red jerárquica”, la reputación de los usuarios estará dada por “su capacidad para que los mensajes se propaguen, por la capacidad de influir en la agenda”.

En este último punto, dependerá por un lado “del tipo de evento que esté poniendo en cuestión”, pero además del tipo de “los tipos de encuadre que se armen alrededor de determinados temas”.

Slimovich advierte que la nueva medida de Twitter va a generar por un lado una migración masiva de la publicidad política a Facebook, pero también una “mayor polarización”, en tanto la conversación política quedará reducida aún más “entre los más involucrados”, tierra fértil para los trolls y bots.

“Hay una dinamica, una apuesta por manipular la conversación política a través de información engañosa, que no se sabe quiénes son los actores, que pareciera que llegó para quedarse”, subrayó al recordar la reciente operación sobre la supuesta internación del presidente electo Alberto Fernández. “Pareciera que más allá de la campaña hay una apuesta por manipular la conversación política”, reforzó.

Aunque los resultados no siempre son los buscados. En este punto, la investigadora hizo especial hincapié en el hashtag #YovotoMM que se generó para generar apoyo pero se terminó resignificando. “Lo que lo disparó muchísimo fue la interacción en la comunidad contraria pero de manera sarcástica, burlándose de eso a través del Hashtag #CariciasSignificativas y #SatisfaceAMauricio”, recordó también Aruguete.

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