Médicos Sin Frontera reclama ayuda mundial para la República Centroafricana

“La población centroafricana está sufriendo, no sólo por la violencia sino por la falta de recursos para soportar la crisis”, explicó Albert Caramés, responsable de Asuntos Humanitarios de MSF.
En medio de una escalada de la violencia en República Centroafricana (RC) que dejó en las últimas semanas más de 500 muertos y miles de deplazados, Médicos Sin Frontera (MSF) advirtió que si la comunidad internacional no aumenta su asistencia, se profundizará la crisis humanitaria.
“La población centroafricana está sufriendo, no sólo por la violencia sino por la falta de recursos para soportar la crisis”, explicó Albert Caramés, responsable de Asuntos Humanitarios de MSF en RC.
La crisis en la RC comenzó el 24 de marzo pasado cuando Seleka, integrada por milicias islamistas radicales, dio un golpe de Estado al derrocar al presidente Francois Bozizé y formaron un gobierno encabezado Michel Djotodia, líder de los insurgentes.
Djotodia, que una vez en el cargo creía controlar a los insurgentes nucleados en Seleka (“alianza”, en lengua sango), fue reconocido por la Comunidad Económica de Estados Centroafricanos el 18 de abril a condición de que convocara elecciones generales en un plazo de 18 meses.
Pero los seguidores del depuesto Bozizé, agrupados en las milicias cristianas “Anti-Balaka”, se enfrentaron en las últimas semanas con los Seleka, combates que se intensificaron antes de que la ONU autorizara la semana pasada la intervención militar de Francia, la ex potencia colonial.
Caramés explicó que “hay una incipiente crisis de malnutrición aguda en toda la región provocada por la falta de alimentos, no sólo porque fue imposible sembrar en los últimos meses, sino porque es complicada la distribución de ayuda humanitaria”.
“A esto se suma que aumentaron los casos de malaria durante el primer semestre del año en relación con el mismo período de 2012”, agregó el responsable de asuntos humanitarios de MSF en la convulsionada nación africana.
“Si bien todavía no podemos hablar de una crisis global, deben llegar alimentos de inmediato porque si no va a ser difícil revertir la situación”, advirtió.
Caramés comentó que antes de los recientes acontecimientos de violencia en Bangui, “ya había unos 400.000 desplazados internos, fuera de la capital, donde hay más de 100.000”.
El responsable de MSF recordó que para la organización, “la seguridad no es una pre condición para realizar asistencia  humanitaria, pero es clave para que la población pueda acceder a servicios básicos”.
Desde que llegaron las tropas francesas y comenzaron las operaciones de desarme de las milicias, la situación se tranquilizó un poco y se frenaron los enfrentamientos callejeros, explicó.
No obstante, advirtió que la situación es “impredecible” y que los equipos de MSF trabajan en dos hospitales en la capital, y asistiendo personas en campos de desplazados como el del aeropuerto y el de Don Bosco.
Por todo esto, Caramés reiteró el llamamiento a la comunidad internacional de MSF para que “aumente considerablemente la ayuda humanitaria en República Centroafricana”, porque de lo contrario la crisis “será inevitable”.
“Hemos sido de las pocas organizaciones, por no decir la única, que no sólo mantuvo su presencia en el terreno, sino que además amplió la misma después del golpe de Estado de fines de marzo”, concluyó Camarés.

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