El 19 de octubre del año pasado, Orlando Remigio Hernández y Miguel Benítez murieron en un enfrentamiento con un grupo de jóvenes del barrio San Cayetano. La pelea se desencadenó cuando uno de los integrantes del grupo agresor fue echado de la fiesta de la familia Hernández.
Según se determinó con el testimonio de las personas presentes, los dos fallecidos fueron baleados en la calle 558, entre Lorenzo Rey y 552, en un sector que los vecinos bautizaron como “la calle de la muerte” ya que el año pasado se produjeron allí cuatro homicidios.
Hoy ante una nueva audiencia por el caso, familiares y amigos de Remigio Hernández realizaron una manifestación con bombos y banderas en la avenida Portugal reclamando justicia.
Por el hecho los hermanos Mauro y Jonathan Tula fueron imputados. En el caso de Mauro fue señalado por homicidio agravado por el uso de arma de fuego, en concurso real con lesiones graves, y Jonathan por homicidio agravado por el uso de arma de fuego en calidad de coautor.
Cabe señalar que solo permanece en prisión preventiva, dado que el pasado ocho de febrero, Mauro fue liberado tras una audiencia celebrada en la oficina judicial. Hasta el momento, desde la pericia balística hasta los testimonios, todo parece indicar que la responsabilidad del doble homicidio podría recaer en Jonathan Tula quien terminaría declarado culpable.
LA TRAGICA PELEA
De acuerdo a los testimonios recabados por la policía, la fiesta por un bautismo marchaba en armonía hasta que el anfitrión encontró al hermano de Miguel Benítez, identificado por la policía como Paul, “drogándose” en el baño y le pidió que se fuera. Así contó uno de los integrantes de la familia Hernández.
Paul se resistió y lo sacaron a empujones y trompadas. En la esquina buscó aliados. “Los Hernández me pegaron”, les habría dicho el joven. Esto desencadeno la pelea de dos grupos en la calle y resultaron heridos de arma blanca integrantes de ambos bandos.
Los Hernández persiguieron a los hermanos Tula y sus amigos hasta la calle 552, pero uno de los Tula habría llegado a buscar ayuda hasta la casa de sus padres en 552 al 2.200. Según contaron los Hernández, con Jonathan Tula ya había problemas anteriores y lo habían visto pasar dos veces en medio de la fiesta buscando problemas.
Por esta causa, los investigadores, a partir de los testimonios, coincidieron en que Jonathan Tula ya apuñalado y junto a su hermano Mauro, buscó resguardo en la casa de sus padres y desde allí salieron otra vez a enfrentar a los Hernández, pero no con cuchillos sino armados con al menos un revólver calibre 32.
Habitantes del sector escucharon una decena de disparos. La primera víctima en caer fue Orlando Hernández, en la esquina de 552 y 558. Los testimonios sostienen que los del grupo de Tula se colocaron cerca de un vehículo y próximo a las viviendas y desde allí dispararon hacia la calle Lorenzo Rey. El segundo que cayó fue Miguel Benítez, que no alcanzó a esconderse detrás de un paredón. Benítez murió así en medio de disparos que habría efectuado el grupo que en principio salió en defensa de su propio hermano.