Mundial: furor de los rusos por aprender inglés

Aunque en las escuelas locales se imparte inglés, el nivel de la población es bajo. Los rusos durante todo un mes recibirán a los hinchas extranjeros.

A sus 30 años, Daniil Kochman, un obrero ferroviario ruso, volvió a las aulas con el objetivo de aprender inglés para recibir a los turistas extranjeros durante el Mundial de Rusia 2018 que comenzó el jueves.

“We are glad to see you in our city”: “Estamos contentos de recibirlos en nuestra ciudad”, una frase que repite varias veces para mejorar su acento, ante la mirada atenta de su profesora, Tatiana Bagdasarian.

Como él, son muchos los empleados de la Empresa Nacional de Ferrocarriles que siguen cursos de inglés que ofrece gratuitamente la Universidad de Rostov del Don, con miras al Mundial 2018 que se celebrará hasta el 15 de julio.

Las autoridades elaboraron manuales específicos para ayudar a los empleados de las estaciones de trenes a asistir a los turistas que se desplacen entre las once ciudades sede. “Yo no sé cuál es la traducción en inglés de los términos que uno usa en el día a día en el trabajo”, afirma Nina Liepilina. Esta joven había aprendido inglés en la escuela, pero ya se había olvidado de casi todo. “Aquí nos ayudan a acordarnos”, dice encantada.

Aunque en las escuelas rusas se imparte inglés, el nivel de la población general es bajo, una herencia de la época soviética, cuando la lengua de Shakespeare era sinónimo de asimilación o del capitalismo estadounidense enemigo.

Para facilitar las cosas al cerca de millón de hinchas que se espera que asistan, las autoridades rusas no han escatimado en recursos. Por ejemplo, en el metro hay mensajes en inglés y se traducen también los anuncios electrónicos de las estaciones de trenes.

TAXISTAS

En un suburbio de Moscú, varios taxistas estacionan sus vehículos para poder asistir a un curso de inglés que proporcionan las autoridades. El objetivo es llevar a buen puerto a los turistas que no hablan ruso y que viajen durante el Mundial. Cada uno recibe un manual de conversación con frases básicas y después debe pasar un examen con los profesores. Nikolai Shapko, sentado en la primera fila, se esfuerza por no cometer errores de pronunciación.

Para Vadim Arakcheyev las clases no son necesarias cuando la tecnología permite romper las barreras lingüísticas. A él, con su tableta le basta. “Simplemente hay que descargar una aplicación y esta traduce inmediatamente todo lo que uno dice”, explica.

Su colega sentado a la izquierda dice sonriendo: “Y si eso tampoco funciona, siempre podemos hablar con las manos”.

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