Notre Dame: las cenizas de lo que fue uno de los principales atractivos turísticos franceses

La catedral gótica más impresionante y famosa del mundo, Notre Dame, en el centro de París, convocaba casi 14 millones de turistas al año, atraídos por la fe, sus obras de arte interiores, la arquitectura o la cripta de 2000 años que yace en sus cimientos.

El templo devastado por un incendio es el principal atractivo turístico de Francia y uno de los mayores del mundo, sólo superado por unos pocos sitios, muchos de los cuales sin las restricciones de acceso en cantidad de visitantes y horarios de Notre Dame.

El exterior presenta sus espectaculares torres, salvadas hoy del incendio, las agujas y vitrales, que no corrieron la misma suerte, y estatuas que ornamentan sus paredes, junto a las amenazantes gárgolas, sobre las cuales aún no hay noticias definitivas.

Subiendo los más de 400 escalones de la Torre Norte se ve París desde atrás de una de estas esculturas de aspecto siniestro; mientras que la escalada de la Torre Sur tiene por principal atractivo su campana de 13 toneladas.

En ambos casos, solo se permitía, al menos hasta ahora, el acceso de 20 visitantes cada 10 minutos, porque el objetivo no era batir récord de turistas sino la preservación patrimonial.

La fachada de Notre Dame es reconocida mundialmente y figura icónica de las postales y guías de viaje parisinas, por su imponencia, la armonía en el diseño y el nivel de artesanía detallada, que difícilmente se encuentre en la arquitectura contemporánea.

Desde la plaza de Notre Dame se pueden apreciar los tres portales del Siglo XIII, con la Virgen María en el de la izquierda, el Juicio Final en un tríptico vertical en el centro, y nuevamente la Virgen, con Jesús en sus brazos, a la derecha, en una estatuaria del Siglo XII, que es la más antigua y mejor conservada de la catedral.

Los tres portales están coronados por la Galería de Reyes, que expone 28 estatuas de los reyes de Israel, y otro imponente atractivo exterior es el rosetón de la fachada, de 10 metros de diámetro.

En el interior, según la hora, se podían apreciar los coloridos e intrincados vitrales, que sucumbieron con el incendio de hoy, a través de los cuales una tenue luz iluminaba estructuras grandiosas y etéreas, con las que los arquitectos medievales representaron su idea de la terrenalidad humana en relación con el cielo.

Quizás por ese motivo no había acceso a los niveles superiores de la catedral, lo que obligaba a los visitantes a permanecer en la tierra, mirando hacia arriba, en una experiencia inmovilizadora a muchos turistas, en especial en una primera visita.

El arte no es solo visual en Notre Dame, ya que también eran dignos de escuchar sus órganos, entre los más grandes del mundo y que fueron restaurados hace unos 20 años- por lo que muchos turistas procuraban hacer coincidir su visita con alguna misa.

El turismo arqueológico apunta a los cimientos del edificio, donde se encuentra la Cripta arqueológica de origen galo-romano, de más de 2000 años de antigüedad, descubierta entre 1965 y 1972, pero que habla del pasado más lejano de la capital de Francia.

La construcción de la catedral comenzó en 1163 y demandó más de 200 años terminar esta obra maestra gótica, que atravesada por la historia sufrió daños, saqueos y abandono, y que fue inmortalizada en la literatura por Victor Hugo en el siglo XIX, con su obra “El jorobado de Notre Dame”.

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