Nutricionistas estadounidenses tildan de ‘adicción’ el consumo de azúcar

‘No fumo, no bebo y no consumo drogas, pero cada día siento la necesidad de tomar azúcar.’ Aunque hasta ahora éste parecía el perfil de una persona sana, para Robert H. Lustig, Laura A. Schmidt y Claire D. Brindis, investigadores de la Universidad de California (EE UU), es el testimonio de un adicto.
Los tres científicos publicaron un artículo en la revista Nature que relacionaba el consumo de azúcar con el aumento de enfermedades no transmisibles, como la obesidad o la diabetes. En este trabajo, los autores afirman que los efectos de este aditivo pueden ser similares a los provocados por ciertas sustancias adictivas, como el alcohol, por lo que solicitan que se prohíba la venta en los colegios y se establezca una edad mínima para su compra, como se hace con el tabaco.
Para Albert Lecube, investigador de la Unidad de Obesidad y Metabolismo del Hospital Vall d’Hebron, “equiparar el consumo de dulces al de sustancias adictivas parece excesivo”. “En Estados Unidos”, explica, “donde el consumo es mucho mayor y la obesidad afecta a uno de cada tres hombres y mujeres, tal vez la visión sea algo distinta”.
El artículo de Lustig, Schmidt y Brindis, en efecto, subraya la necesidad de que las autoridades de Estados Unidos pongan freno a la ingesta de azúcar, cuyo consumo, según advierte estos científicos,se ha triplicado durante los últimos 50 años. Ahora bien, ¿ocurre lo mismo en España?
El Estudio de Nutrición y Riesgo Cardiovascular (ENRICA), que revela un aumento de la prevalencia de la obesidad en nuestro país, no indica que el porcentaje de calorías provenientes de los carbohidratos, como el azúcar, se encuentre por encima de lo recomendado.
Es más, los resultados muestran que las calorías que provienen de los azúcares complejos o sencillos no superan el 41% y el 43%, respectivamente, un porcentaje que queda lejos del límite del 50% fijado por los programas de alimentación convencionales.
A juicio de Javier Salvador, presidente de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), “culpar al azúcar no parece merecido, sobre todo cuando otros elementos, como el alcohol, las grasas saturadas -de mayor capacidad calórica-, el sedentarismo y la propia obesidad ocasionan efectos potenciadores de la resistencia a la leptina y del estrés metabólico”.
Los investigadores estadounidenses, aun siendo más alarmistas, no hablan de prohibición, sino que sugieren que se tomen como ejemplo las acciones que han reducido en los últimos años el consumo de alcohol y tabaco en muchos países, como el establecimiento de tasas especiales para su venta y la restricción de las licencias de vending en lugares públicos.

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