Obesidad infantil en alza: la clave está en los “entornos saludables”

El problema adquiere magnitud cuando se advierte que el desarrollo de la obesidad infantil puede favorecer la aparición de problemas metabólicos como la diabetes, enfermedades cardiovasculares o hipertensión arterial.

 La obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI y donde más “pega” es en las poblaciones urbanas. Allí surgen con claridad los cambios profundos en los hábitos alimentarios de los niños y adolescentes contemporáneos que se produjeron en las últimas décadas en los entornos donde viven. Y también allí radica la importancia de intervenir para transformarlos en espacios que fomenten la alimentación saludable.
La clave sobre la que los especialistas trabajan como “llave del cambio” es la alimentación saludable temprana. Desde la lactancia materna como inicio fundamental y fundacional hasta los primeros mil días de su vida.
Hoy si revisamos la dieta de los niños y adolescentes argentinos encontramos que está “cargada” de alimentos industrializados y envasados. Su alimentación tiene alta densidad calórica, rica en grasas y azúcares simples y grasas trans que atentan contra su calidad alimentaria.
El problema adquiere magnitud cuando se advierte que el desarrollo de la obesidad infantil puede favorecer la aparición de problemas metabólicos como la diabetes, enfermedades cardiovasculares o hipertensión arterial.
Máximo Ravenna, médico clínico, psicoterapeuta y director médico del centro terapéutico que lleva su nombre, contextualiza el tema: “En la obesidad infantil no sólo influye la carga genética y la alimentación del niño sino también el ambiente tóxico en el cual se encuentra, el estado de sedentarismo, la oferta constante de comida chatarra, la falta de actividad física frente a la tecnología. Todo esto contribuye a que este fenómeno avance. La obesidad infantil está teniendo un crecimiento impresionante, y el problema es que genera trastornos psicosociales, diabetes y problemas de colesterol en sangre”.

KIOSKOS SALUDABLES
Los hábitos alimentarios, en especial los snacks y almuerzos en la escuela, siguen en la mira porque están lejos de ser saludables. Y sobre todo porque quedan lejos de la supervisión de los padres.
En la Argentina existe una iniciativa del Ministerio de Salud de la Nación llamada “kioscos saludables” que aún necesita más fuerza para dejar de ser una idea con probada efectividad en otras partes del mundo y pasar a ser una opción para los chicos argentinos.
Jonatan Konfino, coordinador del Plan Nacional Argentina Saludable, explica: “La idea de los kioscos saludables implica la promoción de la salud a nivel escolar y la formación de hábitos saludables para crear entornos que favorezcan la salud de los chicos. Por ahora se trata de recomendaciones nutricionales sobre alimentos, tamaño adecuado de las porciones y envases individuales”.

CLAVES DE CAMBIO
La mayor ventana de oportunidad para que la nutrición tenga un impacto en la salud es durante los primeros mil días de vida, contados desde la concepción y abarcando toda la gestación y hasta los dos años de edad, cuando se desarrollan los órganos y los sistemas biológicos. Una buena manera de proteger el potencial de desarrollo físico e intelectual del adulto futuro.
Esteban Carmuega, médico pediatra especialista en nutrición y director del Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (CESNI), explica: “La última evidencia científica sugiere que un gran porcentaje y probablemente más del 50% del desarrollo de la salud futura del bebé y del riesgo de enfermedad está determinado por factores ambientales (nutrición, cuidados de la salud, higiene, educación) y no sólo por factores genéticos, de modo que es posible para nosotros actuar sobre ellos”.

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