Susana Trimarco seguirá declarando hoy en el juicio oral que se realiza por la desaparición de su hija Marita Verón, ya que el tribunal dispuso un cuarto intermedio.
Durante la cuarta jornada del juicio, Trimarco declaró por más de tres horas y contó cómo fue la vida de Marita hasta su desaparición y la lucha que inició a partir de ese momento para encontrarla con vida.
Durante su exposición, que comenzó un día después de lo previsto por lo extenso testimonio que brindó la acusada Daniela Milheim, Trimarco formuló duras acusaciones contra el gobierno del justicialista Julio Miranda, a cargo del Ejecutivo provincial en el momento del secuestro de Marita Verón, y también contra el primer fiscal que investigó la desaparición, Ernesto Baaclini.
La mujer, quien en el transcurso de la búsqueda de su hija creó una fundación que rescata víctimas de trata de personas, hizo un pormenorizado relato de su situación familiar previa a la desaparición de su hija y, tras un primer cuarto intermedio de 20 minutos, retomó el extenso relato de lo ocurrido desde el 3 de abril de 2002, cuando fue secuestrada la joven.
Trimarco aseguró que cuando recién se inició la búsqueda de su hija, el entonces subsecretario de Seguridad de la provincia, Julio Díaz, la envió a buscar ayuda en la remisería Cinco Estrellas, porque “tenían más autos y mejores armas que la Policía” tucumana.
Esa remisería es propiedad de una de las imputadas, María Jesús Rivero, ex esposa de Rubén “La Chancha” Ale, un ex convicto por varios delitos y ex presidente del Club San Martín de Tucumán. “Para mí tenían fama de delincuentes, no me gustaba esa gente, pero el gobierno nos mandó con los Ale”, recordó. “Como estúpida iba a la Casa de Gobierno, porque ahí estaba la mafia”, sentenció Trimarco.
Además, criticó el inicio de la investigación a cargo del fiscal Baaclini, quien “quería que acuse a David Catalán, pareja de Marita, de haberla asesinado”. El testimonio de Trimarco fue seguido con gran concentración por los acusados, sin embargo los hermanos José Fernando y José Gonzalo Gómez, imputados en la causa, le gritaron a la testigo “no tenemos nada que ver”.
- 16 febrero 2012