Petróleo y pesca, “botín” sobre el que descansan los isleños

La postura de los isleños no deja lugar para dudas: la soberanía de las Malvinas “no se discute”. Sin embargo, su gobernador, Nigel Haygood, dejó abierta una puerta para un posible diálogo en negociaciones vinculadas a la pesca y al petróleo, principales recursos del archipiélago que sueña con convertirse en un pequeño pueblo industrial sin ver modificada su calidad de vida y dejando de lado en las ganancias al Reino Unido.

Por Fredi Carrera, desde Puerto Argentino

La pesca es el baluarte económico de las Islas Malvinas. Cada sábado cerca de una decena de marineros peruanos, chilenos y de otros países del globo arriban para embarcarse por seis meses, período que dura una temporada. Si el reloj lo permite, antes de entrar al mar los marineros se toman unos tragos, o en muchos casos llegan hasta el hotel Water Front donde cenan y luego son trasladados hasta los buques.
En 1986, luego de la guerra, el gobierno británico de Margaret  Thatcher le otorgó a las Islas más de 30 millones de dólares para el desarrollo de la economía, además de una zona de exclusión de 150 millas para la explotación de la pesca y la conservación del recurso, que permitió que el gobierno del archipiélago otorgue licencias a flotas de otros países, las cuales deben pagar un impuesto.
De esta forma, empresas holandesas y españolas  explotan el recurso con mano de obra inmigrante. “Yo vine a remplazar a un compañero que enfermó”, confiesa Diego, un peruano que llegó contratado por una empresa española que tiene sede en su país por pedido de un capitán.
“Hay días que se duerme poco, tres o cuatro horas, otros días se duerme un poco más, pero todo depende del trabajo. Vine a trabajar en un barco español y es mi primera vez. Mis compadres que vinieron antes dicen que en agosto y setiembre salen pescados, todo por arrastre, ahora en esta época se busca calamar”, agrega.
Lo cierto es que el calamar illex y el calamar patagónico son los principales productos que los barcos pesqueros buscan en estas aguas donde los inmigrantes peruanos ganan en seis meses lo que ganarían en un año en su país.
“Cuando terminó la guerra no quedaba nada, esto fue un puerto de emergencia que usaban las fuerzas militares, pero cuando terminaron de hacer Mount Pleasant se fueron y comenzó a funcionar como puerto” explico John Barton, director de pesca del gobierno de las Islas a Diario Patagónico.
“La pesca es próspera en Falklands. En Argentina puede ser cuatro veces más grande que acá. No es una gran envergadura para una escala global, pero es buena, el calamar va a Europa y lo otro al lejano Oriente”, sostuvo.
En las oficinas de gobierno confirmaron que las empresas que realizan la explotación de calamar son sociedades mixtas, entre empresarios de las islas y españoles. Sin embargo, en los barcos no trabaja ningún isleño, excepto en los cargos jerárquicos.
La pesca constituye el principal ingreso de su economía con 70 millones de libras por año. Durante la década del ‘90 y hasta 2005 Argentina mantuvo buena relación con el gobierno isleño en la explotación pesquera. Sin embargo, ese año el Gobierno nacional decidió retirarse de la Comisión para la Conservación de la Pesca del Atlántico Sur, al rechazar modificaciones en la explotación del recurso.
“Desde el 90 al 2005 las relaciones fueron muy buenas, se realizaban operaciones conjuntas y había en barcos argentinos investigadores británicos y en los británicos argentinos. Entre ambos países se daban a conocer datos para saber en dónde estaban las mejores capturas. Es una lástima que esto se haya roto. Ahora con los bloqueos los barcos están obligados a ingresar con bandera del Reino Unido, pero esto no va a afectar a la industria”, remarcó Barton.
Las estimaciones del Producto Bruto Interno (PBI) dicen que en 2011 el PBI supero los 200 millones de dólares, mientras que en 2007 alcanzo los 172,9 millones de dólares, cifra que colocaba a los habitantes de la isla en los primeros diez lugares del mundo en cuanto a PBI per cápita.
 
EL PETROLEO MARCA EL FUTURO DE LA ISLA
El campo Sea Lion, es el lugar donde la empresa de explotación Rockhopper encontró petróleo en las Islas Malvinas. Por el momento, los especialistas aguardan los resultados de las investigaciones pertinentes para la exploración offshore, en virtud, de que no se obtuvieron datos concretos respecto a la posibilidad de explotar este recurso.
La única certeza para sus habitantes y el gobierno es que la explotación de petróleo sólo se realizará si se resguarda el medio ambiente y se respeta la forma de vida de sus habitantes. Alex Olmedo, gerente del Hotel Water Front, explicó que los isleños no quieren que se explote onshore: “no queremos nada de la industria del petróleo en las Islas, ya ha cambiado mucho la vida y no es necesario que cambie más”.  
La posición es similar en otros habitantes. Según explicó Stephen Luxton, director de Recursos Minerales de las Islas desde setiembre del año pasado. “No habrá refinerías ni instalaciones sobre las islas. Toda la operación es offshore. Del pozo a la plataforma y de allí a los barcos que se llevarán la producción”.
Para el funcionario las expectativas son las mejores: “todavía no llegó la etapa de explotación, pero pensamos que podríamos esperar como máximo entre 80 y 100 mil barriles diarios a partir del año 2016. El proyecto es costoso, Rockhopper habla de 2.000 millones de dólares para poner a funcionar esto, pero creemos que valdrá la pena”.
Desde los sectores de minería y de pesca del gobierno isleño niegan que haya un impacto negativo sobre el medio ambiente con el sistema de explotación offshore, pero de algo sí están seguros: no compartirán un centavo con Londres, aunque esto sea difícil de creer e imposible de imaginar ante los millones que generaría la actividad.
“El dinero que saquemos será de las Islas, nada se irá para Londres. Les cobramos un 9 por ciento de royalties a las compañías y un 26 por ciento de impuesto a las ganancias. El gobierno inglés tiene claro que los recursos son nuestros y esto no es un problema”, explicó el funcionario.
Por el momento no hay nada firmado sobre la intervención británica en la explotación del recurso, sin embargo las autoridades isleñas creen que esto sólo los obligará a hacerse cargo del costo de la fuerza de defensa del archipiélago.

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