Con banderas del Sindicato de Camioneros y otras más de agradecimiento, entre ellas una que decía “Gracias Totó”, Enrique Purins dirigió desde el timón del “Purincha” toda la operación inicial de botadura de la nave y luego, ya con los motores funcionando a pleno, con emoción y gritos de alegría guió a su barco en este primer y fundamental paseo.
En el medio de la travesía, la embarcación tuvo que parar a descansar porque, según explicó el mecánico capitán, “le dimos muy fuerte al motor y calentó un poco, pero no pasó nada. Esperamos un ratito para que se enfríe, y de nuevo nos pusimos a navegar. Salió todo bien”, contó ayer Purins, desde la parte alta de su nave a Diario Patagónico que lo esperaba en el atracadero de Caleta Córdova.
La emoción y el corazón a mar abierto no impidió que, como gente sencilla, Purins se riera cuando ante la pregunta básica de ¿cómo te sentís? y respondiera entre carcajadas con un inapelable: “cansado, resfriado, mareado”.
“Lo que pasa que ya me había desacostumbrado de navegar. Antes venía a hacer algunas reparaciones y me subía a los barcos, pero hace tiempo que no lo hacía hasta hoy, así que se me dio vuelta un poco todo”, relató el capitán Purins.
El “Purincha” será fondeado en el puerto de Caleta Córdova, donde se hará una evaluación de la pequeña pero gran travesía y se harán todos los trabajos de reparación. “Vamos a revisar todo, la parte del motor por un lado, y la de ingeniería por el otro. Hay que lastrarlo, y luego ya queda estabilizado y listo”, indicó el constructor.
Purins no se pone plazo para realizar el trabajo, simplemente afirma: “vamos a hacer las cosas como corresponde y despacito para que salga todo bien. Hoy estamos felices porque fue muy lindo verlo en el agua, el lugar donde corresponde”, acotó el hacedor de este barco construido íntegramente en el patio de su casa.
Entre los agradecimientos, el capitán mencionó a la gente del Sindicato de Camioneros, a “Totó” Matías, Melián, al municipio que ayudó en el traslado y a Geovial “que si no fuera por ellos, no podíamos poner el barco en el mar. A todos realmente les mando un abrazo enorme, porque colaboraron para que este sueño se haga realidad”, afirmó el mecánico devenido en marinero.
DE UN PATIO DE KM 8 A LA MAR
El “Purincha” fue construido por Enrique Purins, durante 10 años, en el patio de su casa de Kilómetro 8, donde tiene su taller. Allí fue el lugar en el que no sólo comenzó el sueño sino también su cristalización.
El barco tiene una eslora (largo) de 16,70 metros, un puntal de 2,10 y una manga (ancho) de 5,50 metros. Puede ser utilizada, a futuro, tanto como embarcación de servicios (carga, remolque, investigación, como turística.
“Vamos a repararlo y dejarlo en condiciones y luego nos vamos a poner a buscar trabajo. Por lo pronto ya sabemos que funciona y que se mueve bien en el agua, su destino y su lugar”, concluyó un orgulloso mecánico naval, constructor de sueños y de embarcaciones.
- 29 marzo 2013