Que los errores sirvan para aprender

Buenos Aires (Télam)

Un error no dejará de serlo si no se aprende de ello, si no deja una lección. En este proceso debe estar ahora mismo el seleccionado argentino de fútbol, tras la eliminación de la Copa América 2011 sufrida el sábado en los penales y a mano de Uruguay.
Apenas terminó el partido recordé una situación personal. Tenía 25 años y, a partir de una serie de cambios que vivía desde lo individual, me cargué de angustia. La imagen de mis padres, el paso de ser hijo a padre yo mismo, cambios en mi modo de ser, una nueva vida familiar... En fin, una suma que tendía que trabajar.
Curiosamente me pasaba algo similar en mi vida profesional, con cambios de posición en la cancha. Hasta ese momento no tenía un lugar fijo: a veces era mediocampista, otras veces era enganche, otras veces era defensor. Era un momento para elaborar y reconocer mis virtudes y mis cosas para mejorar.
Hacerlo fue lo que me permitió crecer. Me permitió arriesgar. Y decidí ser delantero. En aquel momento, en donde el fútbol y la vida confluyeron para mí en un mismo punto, tuve la necesidad de aprender nuevos roles, cambiar algunos modos de ser y elegí, para mi carrera de futbolista, hacer goles.
Tuve un relanzamiento personal y pude disfrutar más de todo: de mis amigos, de mi familia, de la vida, del fútbol, del juego.
La aceptación de la derrota es lo que hace disfrutar más del triunfo, en la vida como en el fútbol no existe una persona o un grupo que gane siempre ni alguien que pierda en todo.
En la vida cotidiana hay derrotas y victorias constantes, es un juego donde se gana y se pierde todo el tiempo. El fútbol igual.
Siempre me preguntaba por qué algunos de los entrenadores que tuve en mi carrera hacían reuniones con los jugadores sólo cuando se perdía. La intención de una charla es corregir errores y eso no pasa exclusivamente cuando un equipo saca un resultado negativo.
Hay que analizar lo que se hace mal y potenciar lo que se hace bien de los entrenamientos y los partidos; el que más lo haga más podrá disfrutar de jugar; más se divertirá y, en consecuencia, más resultados positivos obtendrá.
En mi carrera, cuando desperdiciaba alguna oportunidad de gol, analizaba los motivos y trabajaba sobre eso: quedarse enganchado en el lamento, hundirse en la bronca, impide el crecimiento. A la inversa para exactamente lo mismo: hay que potenciar lo bueno.
Mi deseo, como el de todos los que amamos al fútbol, es que la Selección pueda aprender de lo que le sale bien y de lo que le sale mal, lo mismo que equipos como River, Quilmes o Gimnasia y Esgrima La Plata, que este año descendieron de categoría.
Es fundamental asumir lo que realmente significa la palabra perder. Para aprender. Para crecer. Para entender que es parte de la vida: se gana y se pierde. En el medio, se juega.

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