Pero poco le importa esto a la máxima entidad del fútbol, FIFA, que por tener un contrato multimillonario con la empresa cervezera Budweiser, pretende que el estado brasileño ponga a la venta dicha bebida.
Desde el Gobierno del Brasil se mostraron en contra de esta decisión y el Ministerio de Deportes envió un comunicado en donde explica que "el texto suprime el artículo del Estatuto del Hincha que vedaba la venta y el consumo de bebidas alcohólicas en los estadios”.
Igualmente, más de la mitad de los estadios disponibles para el Mundial tienen prohibido por la Ley nacional el ingreso o la venta de bebidas con alcohol.
Por esto, para que la FIFA logre su cometido deberían cambiar las normas estatales que rigen en Brasil, algo que el pueblo y el gobierno no están dispuestos a realizar. De esta forma, el conflicto recién comienza.