Buenos Aires (C)
Las entidades del campo se pasaron el día de ayer esperando en vano la convocatoria para oficializar el acuerdo que alcanzaron la semana pasada con el Gobierno y que establece un nuevo régimen de precios para la comercialización de ganado y carnes. La escalada del conflicto en Santa Cruz monopolizó la atención del jefe de Gabinete, Alberto Fernández, principal impulsor del diálogo con el campo, y lo obligó a postergar la firma del acuerdo.
La expectativa es que los dirigentes del campo sean recibidos hoy por Fernández y la ministro de Economía, Felisa Miceli. Entre otro puntos, el demorado acuerdo expresa la «necesidad de transparentar los mercados de hacienda en pie a los efectos de lograr una señal a los productores que les permita conocer el verdadero valor de su producto», un párrafo que apunta al polémico secretario de Comercio, Guillermo Moreno, quien el año pasado impuso un precio máximo de 2,5 pesos por kilo al ganado en pie en el Mercado de Liniers, desatando una guerra fría entre el campo y el Gobierno.
Ayer, la entrada de Hacienda a Liniers volvió a mostrar el elevado grado de adhesión de los productores ganaderos bonaerenses al paro de CARBAP, que se extenderá hasta la próxima semana. Pedro Apaolaza, el titular de los confederados pampeanos, dijo que la medida continuará, independientemente de la firma del acuerdo entre el Gobierno y las entidades, que juzgó «incompleto, insuficiente, selectivo e inviable». La grave crisis ganadera, afirmó, «necesita de decisiones y medidas más elocuentes y profundas, que reviertan la escasa oferta de carne».
De hecho, ayer la oferta vacuna fue más de 50 por ciento inferior al promedio para un miércoles. Peor aún, en las 2.765 cabezas que ingresaron al Mercado hubo una alta participación de vacas y vaquillonas, en su mayoría de calidad regular y faltas de terminación. Los ganaderos, interpretan los expertos, están empezando a liquidar sus rodeos, «debido a la falta de políticas estructurales para impulsar el desarrollo y cría vacuna».
- 10 mayo 2007