El Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia declaró la rebeldía de Nicolás Seoane y ordenó su inmediata captura y traslado a una cárcel federal. Seoane es un bróker pesquero condenado a 9 años de prisión por transporte de estupefacientes por los 110 kilos de cocaína hallados en la planta de Poseidón en Puerto Madryn.
Por el caso ya están presos Omar “Cura” Segundo y el taxista Juan Burgos, en tanto que el español Alfredo Aranda Barberá fue expulsado a España.
Los jueces Nora Cabrera de Monella y Enrique Guanziroli ordenaron la búsqueda de Seoane ya que el 25 de octubre un policía federal intentó detenerlo pero no encontró a nadie en su casa de Monseñor Alberti 235, San Isidro, provincia de Buenos Aires. La morada está en venta con un cartel de la inmobiliaria “Carlos Bezruk”. La familia que allí residía “desalojó la finca entre diciembre de 2018 y enero de 2019, y que en la actualidad ocasionalmente va gente a realizar trabajos de mantenimiento”, escribió el agente en su informe. Seoane –ya firme su condena- no se presentó en la sede del TOF ni pidió autorización para dejar el domicilio que fijó.
Según el fallo de octubre de 2017, fue el “gestor directo” del operativo narco. “Como conocedor de todo el grupo español y de este patagónico, fue quien acercó a las partes interesadas en llevar encubiertamente el langostino con la cocaína al exterior”.
Seoane propuso Madryn a los españoles como puerto de salida. Acudió a su antiguo conocido, Segundo. “Hubo frecuentes llamadas entre Seoane y el resto del grupo durante los días en que arribó la carga a Chubut. La relación de todos era frecuente y en los momentos comprometidos, demostrando que el traslado y la breve espera antes del ingreso a planta no estuvieron fuera de su control y que si no adoptó medidas excepcionales para su protección fue para no ponerse en evidencia”.
“Continuó todos los recaudos para amparar la carga delictiva con ahínco; utilizó la documentación para el cargamento en tránsito, que luego resultó un permiso falso, hasta cambiar las cajas con el logo de otra empresa para facilitar su salida del país”.
El bróker mantuvo la carga en Poseidón y “recurrió a rebuscadas operaciones para enmascararla y sacarla del país”. El empresario “estaba inquieto, iba todos los días y no era común esa insistencia en los propietarios de las cargas, lo que llama la atención”. Según la pericia del celular de Seoane, “hay inusual falta de mensajes de texto” entre el 2 al 22 de mayo. Es justo cuando la carga se preparaba en Mar del Plata o viajaba a Madryn.
“Estos fuertes indicios revelaron su propósito de ocultar conversaciones o mensajes con otros que podrían comprometerlo y demuestran su dolo en la operación con los tóxicos”.
La carga se depositó en la planta que Seoane gestionó. “Llevó a cabo cuanta maniobra tuvo a su alcance para lograr exportar el tóxico ilegal con su cobertura”.
Seoane “detectó muchas ventajas” para desplazar la droga a Madryn, como controles zoofitosanitarios debilitados que facilitaron moverlo con un permiso falso. El puerto carecía de escáner para contenedores ya que el aparato se había desplazado recientemente al puerto de Bahía Blanca. Estos datos “sólo los podría conocer un gestor arraigado en el medio, que conociese el ámbito portuario”.