Temía por su destino

Sam Slick, el hijo del cacique tehuelche Casimiro Biguá, temía que Francisco P. Moreno, para quien había trabajado como guía por el sur argentino, se quedara con su cabeza, algo que finalmente ocurrió ya que el perito desenterró sus restos y los llevó al Museo de La Plata.
El perito Moreno conocía el miedo de Sam Slick y con total frialdad reconocía, en sus libros de viajes, que el destino de Sam Slick "era ese".
Sam Slick había trabajado como guía de exploradores extranjeros que recorrían el sur argentino y había sido guía también del perito Moreno pero la labor del científico recogiendo huesos humanos "para estudiarlos" le hizo rechazar acompañarlos en sus recorridos.
Como cuenta Milcíades Vignati en su libro "Iconografía Aborigen. Casimiro y su hijo Sam Slick", en un determinado momento el vínculo entre ambos se deterioró y Sam Slick ya no quiso que el perito "le hiciera antropometría"; tras lo cual reproduce un tramo de lo escrito por el perito en su libro "Viajes" en el que relata que esa actitud generaba extrañeza en el perito.
"No sé por qué rara preocupación hacía esto, pues más tarde, al volver a encontrarle en Patagones, mientras permanecía borracho, y un año después, cuando llegué a ese punto para emprender viaje a Nahuel-Huapi, le propuse me acompañara y rehusó diciendo que yo quería su cabeza. Su destino era ese", reconoce con frialdad Moreno.

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