Testigo confesó que odia al acusado y pone en peligro el éxito del juicio

Agustín Aguilar, quien declaró como testigo durante el juicio por el homicidio de Maximiliano Paredes, confesó ante el tribunal que le pegó dos tiros al acusado, Héctor Sotomayor, porque lo odia y porque está convencido que mató a otro amigo suyo. Su revelación pone en jaque el éxito de juicio por el asesinato del adolescente ya que además es el único que ubica al imputado en el lugar del crimen.
La confesión del testigo Agustín Aguilar, quien reveló que le asestó dos disparos a Héctor Sotomayor no guarda relación con el debate actual en torno al homicidio de Maximiliano Paredes, pero será de interés para la causa que oportunamente se abrió para investigar el ataque a tiros sufrido por Sotomayor, ocurrido en noviembre de 2011 y que hasta el momento tenía como sospechoso a Aguilar.
Sin embargo, Aguilar es el testigo principal de la fiscalía por el asesinato de Paredes y el único que ubicó a Sotomayor en la escena del crimen, esa noche del 11 de marzo del año pasado en que mataron de un disparo al chico de 15 años.
Al ser llamado a declarar, Aguilar confesó su odio contra Sotomayor, comprendiéndole así las generales de la ley. Además, reveló que está convencido que el acusado fue quien asesinó a otro amigo suyo, Brian Henríquez -el 22 de abril de 2010- y por tal motivo aseguró que en noviembre de 2011 le pegó dos tiros.
De esa manera, su testimonio bajo juramento, no hace otra cosa que poner en peligro el éxito del juicio porque los demás testigos que ubican a Sotomayor en el lugar del hecho lo hacen por dichos del propio Aguilar.
Ayer, además, el tribunal que integran los jueces Américo Juárez, José Rago y Daniela Arcuri, terminó de tomar declaraciones a los ocho testigos de la parte acusadora, en su mayoría peritos y policías que se refirieron a las actuaciones posteriores al crimen y las diligencias de allanamiento.
Allí surgió otro dato a favor del acusado y tiene que ver con la pericia practicada a las armas de fuego que se secuestraron en su casa, un calibre 38 y un 22. Al respecto, se afirmó que estas no se condicen con el proyectil extraído del cuerpo de la víctima, aunque sí el calibre de una de ellas: el 22.
Tras la declaración de todos los testigos ofrecidos por el fiscal general, Adrián Cabral, se decidió avanzar con los testigos de la defensa, que en este caso la ejerce la abogada particular, Lilian Bórquez.
Para hoy, en tanto, está previsto tomar declaración al último testigo de la defensa y ello será a través de una cámara Gesell, por tratarse de un menor de edad. Después, se continuará con la lectura de la prueba documental y si el tribunal lo autoriza se podría dar lugar a los alegatos de las partes.

LE DISPARARON EN LA CABEZA
El homicidio de Maximiliano Paredes ocurrió sobre los últimos minutos del domingo 11 de marzo del año pasado, cuando el adolescente y un amigo subían la escalera que está ubicada en inmediaciones de Los Duraznos y Gansos Verdes, sobre el límite de los barrios San Martín y Máximo Abásolo.
Según los datos que recabó la fiscalía, con claras intenciones de darle muerte a la víctima, Sotomayor efectuó un disparo de arma de fuego que impactó en el cráneo de Paredes, herida que finalmente le causó la muerte.
Por tal motivo, se llevó a cabo un allanamiento en la vivienda del sospechoso, donde se encontraron dos armas -una calibre 38 y otra calibre 22- y se detuvo a Sotomayor para imputarlo como autor del delito de homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego, tiempo desde cual viene cumpliendo prisión preventiva.

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