Todo sobre el acné

El acné es una alteración de la epidermis que puede deberse a varias causas: factores hormonales, anormalidades de las glándulas sebáceas o de los ovarios, problemas emocionales y hasta hereditarios.
Aunque se tiende a relacionar el acné con la adolescencia, esta enfermedad puede hacer su aparición a cualquier edad y mucha gente jamás logra curarse del todo. El acné aparece en aquellas pieles con exceso de grasa, cuyos puntos negros se han infectado.
La seborrea lleva inevitablemente a que la epidermis se engrose y hace que los poros, por los cuales se debería eliminar el sebo, pierdan su tamaño, dejando en el interior del cutis gran cantidad de grasa.
Sin embargo, en muchos casos el acné es consecuencia de la aplicación indiscriminada de toda suerte de productos en el cutis y de la falta de limpieza de los residuos provenientes del medio ambiente. Son raras las veces en que esta afección se debe a problemas metabólicos.
La piel que padece acné se caracteriza por ser amarillenta, gruesa y llena de granos. Su superficie es tosca, desigual y áspera al tacto.
DERMATITIS SEBORREICA
Su síntoma más característico es la aparición escamosa y rojiza que adquiere la piel, la cual va acompañada a veces por granos que se asemejan a los del acné.
Esto se debe a que las glándulas sebáceas se inflaman y la capa superficial reacciona hinchándose y escamándose. Si dichas glándulas se llegan a inflamar demasiado, podrán notarse incluso debajo de la piel.
Los brotes aparecen por lo general en el área de la nariz, las mejillas, la barbilla, el arco de las cejas y el cuero cabelludo.
Entre sus causas principales se cuentan, ante todo, el factor hereditario y el exceso de sensibilidad en la piel; sin embargo también se puede activar por un estado de estrés y la ingestión de sustancias coma la cafeína, el alcohol y los condimentos.
El calor y la humedad influyen, haciendo que los vasos sanguíneos se contraigan, lo cual inflama las glándulas sebáceas.
ACNÉ ROSÁCEA
Se presenta en forma similar a la dermatitis seborreica, con síntomas como el enrojecimiento de la piel y las escamas; en casos extremos aparecen pústulas y quistes.
Las áreas generalmente afectadas por el acné rosácea son las mejillas, la nariz y a veces los párpados. Sus causas son hereditarias y, como en el caso de la dermatitis, pueden encontrarse también en algunas sustancias contenidas en los alimentos.
ACNÉ MILIAR
Se presenta en forma de bolitas que se asoman por debajo de la piel. Pueden aparecen en cualquier área del rostro y son muy similares a los granos de cabeza blanca.
La piel está en constante evacuación de células muertas a intervalos regulares; sin embargo, en algunas personas esto sucede de manera desordenada, por lo que las células se agrupan formando pequeñas protuberancias duras que quedan aprisionadas debajo de la piel.
Para tratarla, se debe mantener la piel limpia y exfoliarla con el fin de eliminar las cálulas muertas e impedir su acumulación. Es ideal usar un jabón de glicerina y frotar las áreas afectadas con una toalla de mano.

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