Ricardo Mansilla se ganaba la vida arreglando vehículos en el patio de su humilde vivienda ubicada en el cerro de la calle Antonio Garcés y Pieragnoli, en la extensión del barrio San Cayetano.
Pablo, con quien más contacto tenía de sus ocho hijos, fue el que tuvo la dura experiencia de encontrarlo sin vida ayer a la mañana cuando fue a visitarlo porque durante Nochebuena no había ido a visitar a sus hijos, tal como habían acordado en la tarde del martes.
Eso le resultó extraño a Pablo, aunque su padre, como lo definió otro de sus hijos, “era un rebelde”. No le gustaba mucho compartir con sus familiares y cuando lo iban a buscar para saludarlo en alguna fecha especial, se escondía.
Pablo llamó a la Policía y de inmediato tomó intervención personal de la Seccional Sexta a cargo de su jefe, Pablo Naya.
Ante las primeras presunciones del hijo de Mansilla, que daban cuenta de que cuando ingresó a la vivienda observó que estaba todo revuelto y que la caja con dinero que guardaba su padre estaba volcada, la hipótesis de homicidio en ocasión de robo comenzó a propalarse por el lugar.
Diario Patagónico llegó al sitio, de difícil acceso, en medio de un asentamiento ilegal ubicado entre Calle 1 y Antonio Garcés, con calles que se convierten de a momentos en senderos y están totalmente desniveladas.
Al lugar ya había llegado la fiscal Mónica García del Ministerio Público, quien coordinaba las tareas en el lugar junto a personal de la Policía Científica a cargo de su jefe, Marcelo Rodríguez.
En el interior de la vivienda se encontró un bolso arriba de la cama con algunas prendas y ropa descolgada del armario.
Los hijos de Mansilla ya habían llegado hasta la vivienda de su padre y se encontraban consternados ante el violento cuadro de hallarlo tirado en el suelo a metros de un Renault 12 que había comprado hace días y al que intentaba arreglarle algunos desperfectos en la dirección.
Se notaba que había estado trabajando en la carrocería del vehículo, que estaba sobre un taco, mientras al lado había una soldadora y una amoladora. Mansilla estaba tirado a un metro del lugar. Y aparentemente estuvo por varias horas boca abajo, ya que su frente estaba marcada por ese mismo mecanismo de compresión. Con sus brazos se había quedado tomando el pecho y tenía las piernas cruzadas.
HIPOTESIS
El comisario Naya inspeccionó el lugar y todo le hacía indicar que se trataba de una muerte por causas naturales aunque citó a la fiscal y a Policía Científica para descartar la hipótesis de robo. Es que Pablo, el hijo de la víctima, sostenía que la plata que guardaba su padre no estaba y tampoco su billetera.
Mientras tanto, otra hija de Mansilla se lamentaba de que su padre no fuera a pasar las fiestas con alguno de sus hijos, optando por quedarse solo.
Pero lo que más indignaba a Pablo Mansilla era que la ambulancia del servicio médico no quiso subir a constatar la muerte de su padre. “La doctora no quiso subir ni escoltada por la policía”, vociferaba el hijo de Mansilla.
Una vez que el comisario Rodríguez inspeccionara el cuerpo y estableciera que a simple vista no había golpes y de se encontrara la billetera de Mansilla, la fiscal Mónica García adelantó que aunque no se descarta ninguna hipótesis todo indicaba que se trataba de un ataque al corazón, descartando el robo ya que si los ladrones hubiesen llegado con tales intenciones se hubieran llevado la soldadora de gran valor económico que estaba en el patio, y otras herramientas.
Sin embargo, el cuerpo de Mansilla será sometido a una autopsia para descartar finalmente lesiones en su cuerpo.
- 26 diciembre 2013