Un policía mató de un tiro a su propio hermano

La pequeña localidad rural de Fitz Roy se vio conmocionada ayer cuando una violenta discusión verbal protagonizada por dos hermanos, ambos policías, terminó cuando el de mayor edad y en jerarquía, mató al otro de un balazo el pecho.

Caleta Olivia (agencia)

El dramático suceso se produjo de madrugada, en una vivienda particular de esta localidad situada a 120 kilómetros de Caleta Olivia, por la ruta 3. En principio, debido a que las versiones que llegaban desde esa población de menos de 500 habitantes eran confusas, medios informativos radiales y digitales daban cuenta de que también habría resultado herido e incluso muerto el fratricida por la intervención de una tercera persona que sería familiar de ambos.
Sin embargo, con el transcurrir de las horas fuentes confiables de la Unidad Regional Zona Norte --pese a que no se emitió un comunicado oficial-- precisaron que solo había una víctima fatal, tratándose del agente Rodrigo Alaniz de 21 años de edad, en tanto que el homicida resultó ser su hermano, el cabo Omar Alaniz, de 27.
EBRIOS
Las mismas fuentes confirmaron a Diario Patagónico que los hermanos, oriundos de Caleta Olivia, pertenecían actualmente a la dotación del Destacamento Policial Fitz Roy que depende de la vecina localidad de Jaramillo y que al momento de producirse el hecho de sangre no se hallaban en la citada dependencia, sino en la casa que ambos comparten. El menor vivía en concubinato, en tanto que el mayor es soltero.
No se pudieron conocer pormenores de los motivos de la discusión, pero sí se sabe que habían compartido un asado y que ambos estaban alcoholizados.
Las palabras dejaron paso a la agresión física mutua y el cabo empuñó una pistola Glock 9 milímetros de origen austríaco que no es la reglamentaria de la fuerza policial (la había comprado en forma particular) y le asestó un mortal balazo en el pecho al agente, que murió en el acto. Se dice que en la vivienda también se hallaba presente un primo de ambos, quien a su vez habría golpeado al homicida y hasta intentado dispararle con otra arma de fuego, pero esa versión no fue confirmada por las fuentes consultadas por Diario Patagónico.
No obstante, las mismas señalaron que a poco de conocerse el suceso, miembros de la jefatura de la Unidad Regional viajaron inmediatamente hacia Fitz Roy, donde también llegó desde Puerto Deseado el juez  de instrucción que se hizo cargo de la causa, Oldemar Villa, junto a un fiscal de apellido Quinteros.
Asimismo, personal de la División Criminalística de Caleta Olivia realizó un peritaje en la vivienda que ocupaban los Alaniz y en las primeras horas de la tarde se dispuso trasladar el cuerpo del occiso hasta el Hospital Zonal de esta ciudad para practicársele la autopsia.

PARA REFLEXIONAR
Los casos de policías de Santa Cruz que están vinculados a homicidios y suicidios que se produjeron en el curso de los últimos meses abren un amplio espectro de hipótesis y reflexión en torno a la contención psicológica del personal de esa fuerza.
Cabe recordar que uno de ellos mató hace pocos meses a toda su familia y luego se suicidó en El Calafate y que este año otros dos se quitaron la vida de un balazo en la sien, hechos ocurridos el 1 de enero en Cañadón Seco y  el miércoles de esta semana en Caleta Olivia.
El último caso tuvo como protagonista al agente Jonathan Guando, de solo 20 años de edad. En ambos casos los uniformados utilizaron su pistola reglamentaria.
Mientras el máximo jefe de la institución, comisario general Mario Hassan, por estos días dice estar evaluando los problemas sociales y psicológicos que afrontan los cuadros de subalternos, desde ese mismo sector se señala que no se cuenta con una asistencia psicológica permanente que esté acorde a los riesgos y presiones de la profesión.
Se sabe que los policías tienen asistencia de especialistas en la materia solo cuando realizan el curso de ingreso, pero luego la superioridad no repara en sus problemas familiares, económicos y profesionales.
Incluso es moneda corriente escuchar que los subordinados son constantemente  sancionados y presionados sobremanera por no pocos superiores y que cada vez que ocurre algún hecho desgraciado como a los que hacemos referencia, la única medida preventiva que se adopta es quitarle temporariamente las armas a los compañeros más cercanos de las víctimas.

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