Una bomba explotó ayer dentro de un santuario ubicado en el distrito comercial para turistas de Bangkok, la capital tailandesa, muy cerca de un hotel cinco estrellas, y al menos 16 personas murieron y otras 81 resultaron heridas, informó la policía.
Pese a que las autoridades tailandesas no calificaron la explosión de atentado y ningún grupo se atribuyó la responsabilidad por la bomba, que estalló al atardecer, el vice primer ministro y ministro de Defensa, Prawit Wongsuwan, aseguró que el dispositivo estaba dirigido contra los turistas.
"Aún no sabemos quien hizo esto y por qué, pero está claro que los que pusieron la bomba querían destruir la economía y el turismo, porque sucedió en el corazón del distrito comercial", explicó el ministro, citado por el diario local Bangkok Post.
El jefe de la Policía Nacional, Somyot Poompanmuang, informó a la prensa que entre las 16 víctimas fatales confirmadas había ciudadanos chinos y un filipino.
La embajada china en Tailandia dijo que dos de sus ciudadanos fallecieron por la explosión y al menos 15 resultaron heridos, informó la agencia de noticias de ese país, Xinhua.
"Los que pusieron la bomba son crueles. Buscaban matar porque todos saben que a eso de las 19 el santuario está lleno de tailandeses y extranjeros. Poner una bomba significa que quieren ver a mucha gente muerta", sentenció Somyot, quien calificó lo sucedido como algo "sin precedentes".
Somyot aseguró que la bomba, un dispositivo improvisado presuntamente colocada en una moto, explotó dentro de uno de los santuarios hindúes más importantes y concurridos de Bangkok, Erawan, ubicado en una esquina, pegado a un masivo hotel de una famosa cadena internacional.
El santuario de Erawan además se encuentra justo en una intersección de dos avenidas importantes que fue uno de los epicentros de una serie de manifestaciones pro gubernamentales de 2013 que finalmente fueron disueltas después de un golpe de Estado y la instalación de un gobierno de facto que aún se mantiene.
Pese a que el lugar tomó un simbolismo político en los últimos años, es principalmente uno de los puntos más transitados por los turistas que se hospedan en los hoteles de lujo o de cadenas internacionales que abundan en la zona y que suelen pasear por los shoppings más exclusivos y grandes de la frenética capital.
Imágenes que circularon en las redes sociales poco después de la explosión mostraron una escena de caos, con las calles llenas de escombros y manchas de sangre, y varios cuerpos tapados con sábanas blancas colocados alrededor del santuario.
Ninguno de los edificios vecinos, ni siquiera el hotel lindante con el santuario, parecían dañados.
Las autoridades tailandesas aún no dieron información pormenorizada sobre si la bomba fue parte de un ataque.
Bangkok no suele ser escenario de atentados, pese a ser la capital del país que más golpes de Estado vivió en el siglo XX y hasta la actualidad.
Aún durante los momentos de mayor tensión en 2013, cuando las manifestaciones anti gubernamentales chocaban con las pro gubernamentales, los atentados contra la población civil fueron casos aislados.
Más raro aún es encontrar un ejemplo de un ataque contra un símbolo religioso como el templo hindú de Erawan que fue golpeado ayer.