Unión Europea busca su propio camino para biocombustibles

Europa buscará el desarrollo de nuevas especies vegetales no alimentarias para la fabricación de biocombustibles, una de las áreas prioritarias de Bruselas en sus programas de cooperación científica con América latina, adelantó ayer la Comisión Europea.
Buenos Aires (Télam)
«Estamos interesados en todos los combustibles y en la capacidad generadora de América latina, pero sobre todo en transformar la energía de manera más respetuosa con el medio ambiente», dijo a Télam el director de Ciencia y Tecnología de la Comisión Europea, Manuel Rodríguez Silva.
Agregó que «aquí (en la región) hay nuevas plantas desconocidas (no alimentarias) para fabricar biocombustibles que necesitan inversiones en investigación y desarrollo tecnológico», en lo que apuntó a una diferenciación con la política de biocombustibles de Estados Unidos para América latina.
El funcionario, que el viernes tuvo en Buenos Aires reuniones con autoridades argentinas del área para lanzar el séptimo programa de cooperación de Ciencia y Tecnología con el país, destacó que los planes europeos en la materia «son muy abiertos».
«Si bien Argentina, Brasil, México y Chile ya participan en el sexto programa, queremos establecer prioridades de investigación conjunta y llegar a convocatorias conjuntas, lo que implica un interés muy grande de participar», explicó.
Rodríguez Silva señaló que la Unión Europea tiene interés en cooperación con Argentina en biocombustibles, y resaltó que Bruselas quiere ampliar los programas al conjunto de la relación de Ciencia y Tecnología, con redes de investigación en toda América latina, no sólo en los cuatro países con los que hoy tiene lazos más sólidos.
En este sentido, destacó que Europa define a la energía, el medio ambiente y el desarrollo de la producción agraria como las áreas más factibles para la cooperación conjunta entre las dos regiones.
En cuanto al desarrollo de biocombustibles, Rodríguez Silva, anterior director de Agricultura de la Comisión Europea, insistió en la necesidad de invertir recursos en materias primas de uso no alimentario.
«Puede haber competencia entre los cultivos de cereales o caña de azúcar para alimentos o para biocombustibles, pero eso es coyuntural», dijo en referencia a la polémica desatada tras el acuerdo estratégico entre Estados Unidos y Brasil para producir etanol, que generó rechazo en algunos países de la región como Cuba y Venezuela, y en sectores internos brasileños.
Según el funcionario, «la ciencia dará salida a la utilización de nuevas plantas que no sirven como alimentos y cuya transformación en energía sea respetuosa del medio ambiente».
Al respecto, mencionó la fibra celulósica, para la cual «no está la tecnología en su momento más óptimo. Necesita más investigación, y esto necesita más dinero».
A este aspecto, Rodríguez Silva admitió que decisiones unilaterales como el desconocimiento de la patente decretado por Brasil días atrás sobre un medicamento contra el sida del laboratorio estadounidense Merck, «dificultan que el sector privado invierta en investigación».
«Debería haber pactos globales para algunas cuestiones», reconoció en relación al argumento brasileño de no permitir anteponer las ganancias de empresas por sobre las necesidades para combatir una epidemia como el sida.
El funcionario desestimó la posibilidad de aranceles diferenciados para los productos agrícolas destinados a la fabricación de biocombustibles que eventualmente se exporten a Europa.
«Los aranceles agrícolas están siendo discutidos en la Ronda de Doha, y pese al alto proteccionismo del sector, Europa es el mayor importador de alimentos», recordó.
«La Ronda de Doha es una fuente importante para el progreso, por eso hay que llegar a un acuerdo», dijo y apuntó a Estados Unidos como el jugador al que «le queda por hacer el mayor esfuerzo».

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