Vamos al Nido: un documental realizado para generar conciencia

El pasado fin de semana comenzó en Esquel la gira del cortometraje documental "Vamos al nido", una realización de Marcelo Dolinsky. Luego de proyectarse en la zona, emprende una gira por el noroeste argentino para luego llegar a nuestra ciudad.

“Vamos al Nido” se empezó a filmar en septiembre de 2013. Al finalizar el invierno, las águilas comienzan a reacondicionar el nido, y es ahí cuando eligen el lugar donde pasarán su temporada reproductiva.

Marcelo había llegado hace poco a instalarse en la zona, y, según cuenta, “estaba bastante aburrido y con tiempo libre”. En ese contexto conoce gente que se dedicaba a observar aves de la región: los biólogos Javier De Leonardis y Pía Floria, y Gabriela Barla, avistadora de aves de Esquel.

Ya en confianza con el grupo, el realizador les plantea la idea de ir con ellos y registrar. “Para ser sincero, debo decirte que, en principio, no les gustó mi pedido, luego con el tiempo entendí por qué. Eran bastante celosos del lugar, lo cuidaban mucho, no contaban donde estaba el nido. Pero, como teníamos una amistad, accedieron y yo empecé a acompañarlos”, cuenta Dolinsky.

Lo primero que sucedió es que el camarógrafo tuvo que adaptarse al silencio, ya que, desde que bajaban del vehículo y caminaban hasta llegar a tres puntos de visualización o avistaje, no se hablaba. “Yo venía de trabajar en Fútbol Argentino, en un club muy grande, y también en la música; shows en vivo, estadios, bares, eventos de hasta veinte mil personas. Todos ambientes ruidosos y de mucho agite, había que cuidarse. Me encantaba esa adrenalina de saber que tal vez me robaban la cámara”, comenta entre risas.

“Gracias a estas tres personas, me sumerjo en un proyecto casi sin ningún tipo de objetivo más que el de documentar y registrar, en un espacio que hoy lo catalogo como sagrado. Bajábamos en silencio y nos acomodábamos a una distancia entre cincuenta y cien metros del nido. Mi función pasaba por acompañarlos y registrar lo que pasaba”, agrega el realizador.

La primera etapa de producción concluye en abril de 2014, y en esa instancia se registra: la incubación, la eclosión, el crecimiento y desarrollo de los pichones, los primeros vuelos y cuando las pequeñas águilas abandonan el nido.

La experiencia de filmar y estar tan cerca de las águilas cambió bastante la vida de Marcelo. “Lo primero que tuve que trabajar es mi ansiedad, y esa necesidad, que creo todo realizador audiovisual tiene de querer ver los resultados rápido, el buen plano tiene que ser rápido, y no fue así. Había días, durante la incubación, que filmaba tres horas y no pasaba nada. Pero un día el adulto se levanta y me deja ver que hay debajo de él. Y así fueron pasando las cosas, era cuestión de esperar. Son los tiempos de la naturaleza, solo hay que hacerse parte”, relata.

Luego de haber vivido semejante aprendizaje, el realizador decide respetar los tiempos de la naturaleza y tratar de reflejar su experiencia en un material audiovisual que “no esté corriendo”, como los formatos nuevos.

“Una vez que pude manejar mi ansiedad y trabajar en silencio, el nido, de a poquito, me fue mostrando y me fue dando regalitos, y yo lo único que hacía era agradecer”, describe emocionado, y agrega: “también fue fundamental contar con Javier, Pía y Gabriela, porque fueron mis maestros, ellos supieron mostrarme como tenía que trabajar, la distancia, el silencio. Agradezco haberlos tenido como guías, me acompañaron para no cometer errores. No nos olvidemos que, al mínimo descuido, el adulto puede percibirnos como amenaza y abandonar el nido dejando los huevos o los pichones”.

Este trabajo audiovisual tiene una duración de 15 minutos y describe la historia de una joven que se muda a la región patagónica en búsqueda de un cambio en su vida. En el sur conoce a un biólogo especialista en aves que la introduce en la actividad de observar aves.

A través del seguimiento durante una temporada de un nido de águila mora, la joven participará de una “Ceremonia de Silencio” que le permitirá reencontrarse con la naturaleza y en definitiva con ella misma.

El documental es un trabajo y montaje de Marcelo Dolinsky, narración de Malena De Vita, Biólogo Guía Javier De Leonardis, Texto, Conrado Ferre, Bióloga Involucrada María Pía Floria, Avistadora Involucrada, Gabriela Barla, y Música de Grupo Kumara y Payaso Papanata.

Estreno y gira

Días atrás se presentó el documental en el salón Melipal en Esquel. Luego de la proyección se llevó a cabo una charla-debate, donde los asistentes pudieron realizarles preguntas a los protagonistas. “Fue muy emotivo, ver el Melipal lleno de gente y, de alguna manera, poder apreciar el reconocimiento de un laburo independiente. La verdad me siento muy agradecido y sensibilizado”.

El documental sigue con una gira por el noroeste argentino, y se presentará; en Neuquén en San Martín de los Andes y en Chos Malal; en Mendoza en Potrerillos; en La Rioja en Chilecito y Vinchina; en Catamarca en Londres, Belén, Tinogasta, Fiambalá y Hualfín; en Salta en Cafayate, Cachi, Salta Capital; en Jujuy en San Salvado de Jujuy y en la Quebrada de Humahuaca. También está dentro de las posibilidades que se proyecte en Córdoba, y de regreso, recorrer la provincia de Chubut: Sarmiento, Comodoro Rivadavia, Rada Tilly, Trelew y Puerto Madryn.

“Vamos al Nido es un material que merece ser visto, tiene un lindo mensaje y sirve para generar conciencia”, finaliza Dolinsky.

Sobre el realizador

Marcelo Dolinsky tiene 43 años, nació en el Conurbano Bonaerense, es realizador audiovisual y productor musical de profesión.

En el año 2002 se recibió de productor musical, técnico en sonido y grabación, en la EMBA (Escuela de Música de Buenos Aires).

Trabajó durante muchos años como sonidista, con una importante banda, labor que le permitió salir de gira, conocer el país e inclusive viajar a México.

Su foco siempre estuvo en la parte musical, se entiende muy bien con los artistas con los que ha trabajado, y, de hecho, mantiene una gran amistad con la mayoría.

Fue sonidista de músicos del under porteño, bandas que han tocado en importantes festivales como: Quilmes Rock, Pepsi Music, Lollapalooza, Vórterix, entre otros.

En el año 2012 se instaló en la Patagonia, Trevelin, lugar que eligió para formar su familia y criar a sus dos hijos.

Actualmente, encabeza dos importantes proyectos documentales: “Un albañil es un artista”, donde registra trabajos de bioconstrucción e incluye entrevistas a referentes como Marcos Aresta y Jorge Belanko, y “Las medicinas en las plantas”, que está filmando en Catamarca y La Rioja.

Fuente:

Notas Relacionadas

Dejá tu comentario

Las Más Leídas del Patagónico