Se trata de dos jóvenes nativos de nuestra provincia, Clara Seyda de Trevelin y Bruno Caneo de Esquel.
Se conocieron en el Parque Nacional los Alerces hace 10 años, cuando Bruno trabajaba como guardavidas y Clara realizaba sus prácticas de guardaparque como voluntaria. Fue ahí donde coincidieron en su amor por la música y la inquietud de viajar y conocer diferentes lugares.
Bruno tiene 35 años, y a los 14 descubrió la guitarra gracias a un regalo que a su hermano no le atrajo tanto, pero que él supo aprovechar y, de a poco, comenzó a tocar e ir a talleres de la iglesia del barrio.
Por su parte, Clarita, de 30 años de edad, viene de una familia de músicos y, en Trevelin, por aquellos tiempos, abrieron una escuela de música donde concurría con sus hermanos. Más tarde llegó la Escuela de Arcos, de la mano de Paz Misurelli, y ahí descubrió el violín para no dejarlo más.
El primer viaje de la pareja de artistas fue por América, el objetivo era llegar a México, y, obviamente, llevaron sus instrumentos.
Fueron recorriendo diferentes países donde hacían voluntariados en hostels y otros emprendimientos, pero de a poco la música fue tomando protagonismo a la hora de generar un ingreso y de interactuar con otras personas. “La verdad está bueno tener la música como forma de viaje y como herramienta para recorrer y conocer personas”, asegura Clara.
“Viajar enriquece como persona, y a partir de ahí uno tiende a ver todas las demás cosas con otra mirada, ya sea la música o cualquier otro ámbito donde uno se maneje. Creo que lo más importante fue conocerse a uno en ese contexto y conocer otras culturas que te hacen tener una mirada más amplia y más rica de las cosas”, agrega Bruno.
En este viaje por Latinoamérica crearon un canal de YouTube llamado “Bruno y Clara Dúo”, que era su proyecto inicial donde mostraban su música. Con el paso del tiempo los viajes siguieron, y rumbearon a Nueva Zelanda, lugar donde vivieron hasta fines del 2022.
Fue ahí, en el contexto de la pandemia, donde surgieron otras propuestas, como hacer tutoriales de violín, a través del mismo canal. Luego se sumaron otras ideas nuevas como hacer entrevistas a músicos de otros países y cerrar la nota tocando y compartiendo la música.
De esta manera surge “Nomadas Music Project”, que es el nombre del nuevo canal de YouTube y también de la idea de seguir viajando y hacer bandas con músicos de otros lugares para dejar todo registrado en el medio audiovisual.
Dejando la huella Patagónica
“Yo no sé si dejamos algo en cada lugar que vamos, pero conectamos con la gente y la pasamos bien. Y, de alguna manera, que la gente vea que existen otras formas de vivir, viajando, está bueno. Cuando nos conocen ven que tenemos otras maneras de manejarnos en la vida, sin una vivienda, un trabajo fijo, o un hogar, y así nos vamos moviendo.
También, mostrarnos como personas nativas de la Patagonia, y poder hablar de nuestra tierra, de cómo se vive acá, un lugar tan inhóspito para la gente de otros lugares, es algo lindo para compartir con las personas que vamos conociendo”, explica Bruno.
“Creo que, por un lado, de estar en constante movimiento, al encontrarnos con personas que viven toda su vida en el mismo lugar, hay un encuentro entre dos miradas de la vida. Personas que nos preguntan si extrañamos a la familia o cómo hacemos para estar tan lejos, desde un punto de vista diferente, que nos enriquece y nos invita a pensar y reflexionar.
Por otro lado, sin intención de ‘venir a dejar algo’ hay un intercambio que se da naturalmente. Nos pasó que, al tocar una chacarera en un pub de Nueva Zelanda, la gente se quede asombrada, inclusive los músicos, al escuchar ritmos y música que no conocen, y verlos prestar atención a cosas que tenemos naturalizadas y a la vez nosotros también conocer otras formas de música, es una gran experiencia.
También el hecho de decir que somos de Patagonia, de Argentina, y contar y compartir las cosas lindas y la forma de vida que tenemos acá, desmitificando que es un lugar indómito y peligro”, finaliza Clara.