Se entregaron varios kilos de polenta, harina, arroz, fideos, azúcar y varios pack de leche entera. En la entrega estuvieron las autoridades locales del Instituto de Asistencia Social, como Mariano Almirón y Marcelo Bascur a la cabeza y de la caja Popular de Ahorro de Tucumán, Marcelo Salvatore, así como el gerente comercial del Telekino, Guillermo Pfluger.
Norma Angulo agradeció por la donación y contó que a diario asisten a cien personas que buscan su vianda en ese comedor que funciona hace años en el sector alto del barrio. Así da continuidad al trabajo de Mirella por los que menos tienen.
El gerente comercial de Telekino dijo que todas las semanas tienen más de 100 mil ganadores y en este caso los ganadores eligen un lugar para hacer la donación de los alimentos. "Son alimentos que compramos en la zona para que la plata quede aquí y esta es la parte social del juego, que la venimos haciendo desde 2000 y permite ennoblecer a las áreas de juego", subrayó.
Esta es la tonelada 371 que entregan "y gente como ella que hace una tarea muy loable hay en todo el país", destacó el gerente comercial de Telekino. Agregó que es la tercera vez que hacen una donación de este tipo en Chubut, aunque es la primera en Comodoro Rivadavia.
LEGADO
La hija de la iniciadora de este proyecto comunitario, Norma Angulo dijo al momento de recibir la donación: "estamos más que felices, no pensamos que íbamos a recibir esta donación para trabajar con la gente".
Indicó que la asistencia alimentaria se hace de varias formas. "En la tarde se entrega leche y fideos para la gente más necesitada pueda llevar algo al hogar. Nunca recibimos tanto alimento, siempre recibimos de a poco y con eso trabajamos todos los días", comentó.
En cuanto a la ayuda que tienen para sostener ese espacio comunitario, se explicó que la misma llega de particulares, "de gente común y algunos empresarios que no quieren dar su nombre y nos traen mercadería. Toda la ciudad nos colabora y por eso estamos muy agradecidos, porque para seguir tenemos el apoyo de la gente".
Tanto es el voluntarismo que hay cinco mujeres que se ofrecen para hacer la comida, y como aclaró su responsable: "acá no hay planes, contratos, nada, lo hacemos ad honorem de corazón".
Actualmente comen allí unas cien personas y según la observación de Norma: "por ahora está mejorando la situación, porque en enero teníamos 160 personas y ahora bajo a 100 y eso te da la pauta que estamos un poco mejor, la gente cuando encuentra trabajo ya no busca la vianda, pero mientas tanto el comedor hace falta".
En el lugar también dan alojamiento porque reciben gente derivada del servicio social. "Nos mandan gente de La Casa, de Desarrollo Humano, ahí están 10 o 15 días, contenidas por psicólogos y trabajadores sociales y después ven si consiguen trabajo o si se las restituye al hogar", explicó la dueña de casa quien contó que vienen vecinos de Las Flores, La Floresta, Newbery, San Martín para buscar su ración diaria, pero todo el tiempo fluctúa la gente.
"No es algo permanente la gente va cambiando, vienen abuelos solos, discapacitados, mujeres solas con sus hijos, es variado, también vienen de otros puntos del país, del norte y de afuera, de Chile, Perú, Bolivia de todos lados, la panza no tiene fronteras, no le negamos la comida a nadie, así vengas a las diez de la noche, le damos algo. Gracias a Dios tenemos para darle la comida a la gente, todo lo que traen acá al ropero comunitario, como llega se va, esa era la ley de mi mamá y con eso seguimos", dijo la sucesora de la obra de Mirella Angulo.