Justicia: ocho años de carencias en el proceso penal comodorense

En noviembre de 2006 se puso en marcha el Código Procesal Penal que rige en Chubut y a la fecha, en Comodoro Rivadavia, no se han superado carencias históricas para su pleno funcionamiento: la infraestructura es obsoleta y todavía no se logró completar el elenco de jueces y fiscales. Sin la cantidad necesaria de estos últimos se torna irrisoria la persecución penal. En estos ocho años tampoco se logró perfeccionar un sistema de auténtica protección de testigos, lo cual en ocasiones lleva a cumplir con las estadísticas en lugar de hacer justicia.

 Ocho años del cambio del sistema Penal, ocho fiscales, ocho jueces. El hallazgo resulta atractivo pero no es más que una coincidencia en la cifra. El tiempo de implementación del Código Procesal Penal que rige en Chubut parece no resultar suficiente para que su funcionamiento sea pleno. Al menos en Comodoro Rivadavia, donde las carencias abundan y en el mismo sentido crece la actividad delictiva, aunque se dibujen las estadísticas para mermarlas.

Los operadores del sistema hacen lo que pueden con lo que está a su alcance y más aún teniendo en cuenta que están desparramados en un radio de por lo menos cuatro kilómetros: el Ministerio Público Fiscal funciona en un vértice del centro de la ciudad y la actividad judicial diaria se concentra en avenida Portugal y Monseñor D'Andrea, donde se encuentra además la Oficina Judicial, la Cámara Penal y la Defensa Pública Penal, entre otros organismos satélites de estas.

El edificio donde interactúan es uno de los más obsoletos de todo el Poder Judicial, a pesar de las ampliaciones que fueron incorporándose sobre la marcha. Allí existen tres salas pequeñas para las audiencias cotidianas y una de mayor capacidad que se reserva para los juicios, aunque también se utiliza a diario cuando la urgencia lo amerita.

A un costado del ingreso a mesa de entrada le cedieron una pequeña oficina a los fiscales para que puedan esperar allí el momento de ingresar a las audiencias, las cuales rara vez se producen en el horario fijado en el calendario. Por día se agenda un promedio de 20 audiencias, entre controles de detención, aperturas de investigación, preliminares, revisiones de medida de coerción, etc., aunque rara vez se cumple con el calendario debido a las múltiples dificultades que surgen; la de mayor frecuencia es la no comparecencia de los imputados.

Más allá de las dificultades edilicias y organizativas, que se aspiran resolver con la concreción de la Ciudad Judicial, obra que parece cada vez más lejana, la falta de recursos humanos en lugares claves es otro punto negativo a tener en cuenta. En el caso de los fiscales, que cumplen uno de los papeles más relevantes porque son ellos los encargados de la persecución penal, con ocho miembros no resulta suficiente para una ciudad tan dinámica como lo es Comodoro Rivadavia. Con esa cantidad apenas alcanza para la persecución de los denominados "ladrones de gallinas", los abusadores que dejan impreso su ADN o inexpertos asesinos, que no son pocos y demanda un extraordinario tiempo.

En los últimos dos años recién se logró ampliar el plantel de fiscales pero aún no es suficiente y sin nuevas incorporaciones lejos se está de contar con equipos de investigación en delitos complejos, como los de bandas organizadas, los económicos, malversación de caudales públicos, estafas a la administración pública, desaparición de personas, entre otros.

Otras deudas importantes tiene que ver con la demora en la implementación de juicios por jurado y la falta de una auténtica protección de testigos, motivo por el cual se frustra el éxito de muchas causas, o se arriba a soluciones que si bien tienen condenas -que sirven para la estadísticas-, son con mínimas penas y predomina el beneficio de los acusados.

Más allá de toda la carga negativa enunciada, no se puede decir que los sistemas procesales penales con los que se experimentó en Chubut fueron mejores que el actual. Al menos en este las audiencias son públicas, aunque todavía le cueste creerlo a algunos operadores que prefieren negar la publicidad de los actos. De esa manera, cualquier persona puede asistir a las audiencias y enterarse en el acto sobre el estado del proceso, conociendo allí las causas que motivan el dictado de una prisión preventiva o la libertad; como así también pude conocer la destreza del acusador o el defensor y las nivelaciones que el juez, como miembro neutro, debe realizar.

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