Está preso por dos femicidios y le dieron prisión domiciliaria por el coronavirus

Héctor Barroso fue condenado en 2004 a 20 años de prisión. Su caso se adapta a las recomendaciones realizadas por la Cámara de Casación y la Corte Suprema frente a la pandemia de coronavirus Covid-19.

Héctor Barroso, condenado a 20 años de prisión en 2004 por asesinar a dos mujeres, fue beneficiado con la prisión domiciliaria por formar parte del grupo de riesgo en el marco de la pandemia de coronavirus Covid-19 que golpea además con especial dureza en las cárceles por la superpoblación existente en ellas y las condiciones de hacinamiento en las que viven los reclusos.

El caso de este hombre de 62 años se adecua a la recomendaciones realizadas por la Cámara de Casación y la Corte Suprema de Justicia; padece un patología preexistente, es hipertenso, y tiene una conducta ejemplar 10 reiterada, sin sanciones y concepto bueno, según consignó este miércoles La Capital de Mar del Plata.

Luego de permanecer 15 años privado de su libertad Barroso abandonó días atrás el penal de Batán y regresó a su casa de Parque Palermo, en esa ciudad balnearia junto a su esposa. Barroso pasará el resto de su condena (recuperará la libertad el 1° de diciembre de 2029) allí. Su esposa asumió el rol de tutora y Barroso ahora será controlada por videollamada.

El 14 de agosto de 2004, Barroso le pidió a un amigo, el ex boxeador Juan Carlos Sánchez Gaspio, que matara a Verónica Juárez, una prostituta que se había convertido en su amante. Recién en febrero de 2005, el cuerpo de la víctima fue hallado en el pozo ciego de la casa del asesino.

La policía encontró el cadáver, luego de detener a Barroso por el asesinato de Analía Fuschini, otra de las mujeres que contrataba por dinero. Recibió una condena de 30 años (luego reducida a 10), mientras que Sánchez Gaspio, de 28.

En noviembre de 2017, Barroso recibió salidas transitorias por 8 horas bimestrales el primer domingo de cada mes. En junio de 2018, el beneficio se amplió pasó a ser de 12 horas semanales bajo palabra de honor, mientras que un año más tarde fue incorporado al régimen de semilibertad para realizar tareas laborales bajo la supervisión de su esposa, y salidas transitorias semanales para afianzar los vínculos familiares.

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