Horacio Atay apareció ahorcado en una vivienda que alquilaba en Bahía Blanca

Se encontraba prófugo de la justicia de Comodoro Rivadavia desde hace tres meses, luego de haber asesinado a puñaladas a su ex pareja Vanesa Farías. Ayer fue encontrado sin vida en un departamento que alquilaba en el macrocentro de Bahía Blanca. La policía de esa ciudad confirmó a El Patagónico que yacía ahorcado y que su muerte databa de varios días. Dejó escrito un diario íntimo donde manifestaba que extrañaba a sus hijos.
Desde la Comisaría Primera de Bahía Blanca confirmaron anoche a El Patagónico que Horacio Fabián Atay (43), buscado desde el jueves 24 de marzo por la justicia de Comodoro Rivadavia tras el ataque contra su ex pareja Vanesa Daniela Farías (38), fue hallado ahorcado en el departamento que alquilaba en esa ciudad del sur de Buenos Aires.
El propietario del inmueble, ubicado sobre la calle Misiones 1085, en el macrocentro de Bahía Blanca, denunció que hace varios días que no veía al inquilino que se hacía llamar Fabián Cerón. Ya el 20 de junio tenía que cobrarle el alquiler y no sabía nada de él.
Eran alrededor de las 17 de ayer cuando el propietario ingresó al departamento de un solo ambiente y se encontró con el cadáver. Su inquilino estaba sin vida y con una soga atada al cuello. Además, un fuerte olor nauseabundo hacía presumir que la muerte databa de varios días.
La policía de la Comisaría Primera tomó intervención en el caso y entre las pertenencias del fallecido descubrió su verdadera identidad. Los efectivos hallaron documentación personal con el nombre de Horacio Fabián Atay. Luego comprobaron que era buscado en Chubut por el femicidio de su ex pareja.
Se realizaron las comunicaciones pertinentes con la policía de Comodoro Rivadavia y la fiscal del caso, Mónica García, para constatar que se trataba del asesino de Farías. Entre las pertenecías de Atay los efectivos bahienses secuestraron, como se señaló, un diario íntimo que estaría escrito por el propio homicida.
De acuerdo a las fuentes policiales de esa ciudad, Atay dejó escrito que se encontraba apesadumbrado por sus hijos –tenía tres en común con Farías- y que ya no resistía más esa situación. También se incautó el teléfono celular del ex trabajador petrolero y el resto de las pertenecias que serán resguardadas y entregadas a los investigadores comodorenses.

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Ahora restan concluir las medidas judiciales para que el cuerpo sea trasladado a esta ciudad luego de ratificar su identidad, para ser entregado a sus familiares. Tanto la fiscal como las autoridades de la Brigada de Investigaciones mantuvieron un absoluto hermetismo y no confirmaron la noticia. No obstante, la fiscal lo haría hoy mediante una conferencia de prensa.

FEMICIDIO SIN JUZGAR

El ataque contra Vanesa Farías se produjo en la noche del miércoles 23 de marzo. La mujer salió de la casa de sus padres -en la calle Saavedra al 200- con quien era su actual pareja y con uno de sus hijos. Iba a comprar cigarrillos cuando fue interceptada por su ex pareja, quien estaba enfurecido y armado con un objeto punzocortante.
En plena vía pública fue acuchillada por Atay en distintas partes del cuerpo. Las laceraciones en una glándula mamaria y en el corazón le provocaron un daño irreversible. La mujer atinó a defenderse instintivamente ya que tenía heridas en los brazos e incluso un corte a la altura de la nuca cuando quiso escapar del ataque.
Tras el violento ataque la mujer fue auxiliada por su pareja y trasladada hasta la casa de sus padres, donde esperaron la ambulancia. Vanesa Farías estuvo un poco más de 48 horas peleando por su vida y el viernes 25 falleció en el Hospital Regional.
La policía recuperó imágenes de una cámara de seguridad de un multirrubro de la zona y rápidamente Atay fue identificado como el agresor. La policía allanó un día después del ataque su vivienda y la de sus familiares, pero no fue hallado. Entonces, se libró su captura internacional.
Atay tenía tres hijos en común con Vanesa Farías, dos adolescentes y un niño de 3 años. La víctima además estaba embarazada de dos meses cuando la mataron.
El mismo día del ataque, Atay había visto a sus dos hijos adolescentes ya que Farías cumplía con lo dispuesto por la justicia que le había otorgado ese derecho al hombre.

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