"Material sensible a la luz": poemas y fotografías al sol

La poeta Liliana Campazzo y la fotógrafa Alejandra González rompen las distancias y se reúnen por primera vez en un libro donde las palabras y las imágenes fusionan lenguajes que la luz del sol no arruinará.

“Material sensible a la luz”. Este es el título del libro que por primera vez reúne a la poeta Liliana Campazzo y a la fotógrafa Alejandra González.

Residente en Viedma la autora de los textos y en Comodoro Rivadavia la autora de las imágenes, ambas acortan las distancias físicas para generar un encuentro que se extiende a lo largo de 141 páginas en las que los lenguajes interactúan y se funden para concluir en un todo.

Un todo poético a modo de historias de viaje; palabras que, como banda de sonido del camino, llegan iluminadas por imágenes que reafirman lo dicho o abren aún más las posibilidades de interpretación. Historias de viaje por territorios públicos, pero también por lugares íntimos y privados: “pequeña antología escrita en los vidrios de mi casa”, advierte Campazzo.

“Fotos viejas”, “Videotapes”, “Fotos movidas de un viaje”, “Fotos veladas”, “Fotos robadas” van surgiendo a la medida que se avanza en la lectura, divisiones del libro, capítulos sesgados donde hallar, al decir de la poeta: “Sentada en una máquina gris/ escribo la ruta tres/ cuento que por ella se llega al fondo mismo del mar/ al fondo mismo de la tierra al fondo mismo de una/ la ruta tres es una vagina clara/ donde tantos hombres se han perdido/ al fondo mismo de”.

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SENSIBLE A LAS PALABRAS

La idea de “Material sensible a la luz” como libro conjunto surgió hace dos años durante el desarrollo de la Feria del Libro de Comodoro Rivadavia. Café de por medio, Liliana Campazzo y Alejandra González hablaron “de la vida, del amor, de muchas cosas se habló con en ese café”, recuerda la fotógrafa. “Surgió un hilo conductor entre ambas, nos encontró en mismas ideas, conceptos, sentimientos; ese hilo traía una propuesta: su nuevo libro quería compartirlo conmigo, ella con sus poemas y yo con fotografías”, agrega.

El trabajo posterior se desarrolló a distancia. Mails, mensajes y redes sociales fueron el soporte de comunicación. “Primero me concentré en leer todo el libro para conectarme con él –cuenta González-, sentí la profundidad de sus palabras, comprendí por qué aquello de material sensible a la luz. Luego, con cada poema surgían en mí dos o tres ideas para la foto. Hacía las fotos para ese texto y se las enviaba a Liliana, y ella elegía. Comentarios suyos como ‘todas me gustan, pero tengo que elegir una’ me motivaban mucho más para hacer la siguiente”.

Palabra e imagen se encadenan en “Material sensible a la luz”, beben de la misma fuente. La fotógrafa afirma que “existe una cercanía de acción al escribir un poema y tomar una fotografía, que está en el momento genuino del instante, del proceso creativo. El lenguaje poético y el lenguaje fotográfico utilizan la misma materia prima, el tiempo con el mismo fin: transmitir, movilizar. Un poema, una foto, se detallan, se desnudan, se declaran”.

Y, sin dudarlo, sentencia: “me siento orgullosa de este trabajo compartido y poder obsequiarlo a mis seres queridos. Me gustaría que este libro llegue a muchos, a quienes les gusta la poesía, a quienes les gusta la fotografía, a quienes sientan curiosidad de la fusión de dos lenguajes; y que me traiga trabajo en futuros libros”.

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POR LA LUZ

A diferencia de González, quien se expone en este primer libro; Campazzo, docente y bibliotecaria, publica desde 1991. Su obra, reconocida en todo el país, incluye “Firme como el ocaso”, “Las mujeres de mi casa” (1998), “Quieta para la foto” (2003), “Yuyo seco” (2006), “Escritos en el vidrio” (2009), “A boca de pájaro” (2011), “Poemas del aire” (2017) y “Fuera de juego” (“Espacio Hudson”, 2019), entre otros textos.

“Producir luz supone sombras, una mitad oscura”, sostuvo alguna vez Régis Debray, citado en la introducción de “Material sensible a la luz” por Carina Nosenzo, quien sostiene que “estos poemas en tanto luz exploran y sacuden, recorren el paisaje, el interior de la casa, las macetas del patio, su ventana, la mesa donde humean la comida y las tazas. Logran entonces captar el instante, ajenos a su disposición, y se desenvuelven en un eterno presente ya que así se quedan, quietos como una foto”.

“Material sensible a la luz”, editado por la editorial “Vela al viento”, puede ser encontrado en la librería virtual velaalviento01.mercadoshops.com.ar, con envíos sin costo para Comodoro y Rada Tilly.

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