La solicitada del Sindicato Regional de Luz y Fuerza de la Patagonia lleva las firmas de Héctor Rubén González, secretario General; de Juan Domingo Espinoza, secretario General Adjunto y de Claudia Analía Lorenzo, secretaria de Organización, Prensa y Relaciones Institucionales.
“La historia de las luchas obreras en la Argentina es larga, heroica y estuvo marcada con sangre. El 1º de Mayo, que nació en homenaje a los Mártires de Chicago, también en nuestro país supo escribirse con vidas entregadas a la causa de la justicia social.
A mediados de 1896, los ferroviarios protagonizaron la huelga más importante del Siglo XIX: doce mil obreros de Tolosa, Córdoba, Rosario, Paraná, Campana, Junín y Buenos Aires exigieron la jornada de 8 horas sin reducción salarial. Era apenas el comienzo.
“En 1921, los peones rurales de la Patagonia desafiaron lo más inhumano del capitalismo. Fueron fusilados por el Estado. Gauchos, chilotes, criollos: trabajadores. La huelga fue sofocada con sangre, y la historia oficial la silenció por décadas. En la Capital, huelgas de hasta 120 días enfrentaron al aparato represivo del Estado aliado con empresas extranjeras. La huelga de Plaza Constitución en 1904 terminó con represión, muertos y heridos.
“En 1909, el 1° de Mayo dejó 8 muertos más. Y en la Semana Trágica de 1919, más de 3.000 muertos. En la Patagonia Rebelde de 1922, otros 2.000. Cada huelga, una página de dignidad escrita con coraje.
“Durante los festejos del Centenario de la Patria, había más de 2.000 obreros presos. La lucha obrera era criminalizada y la represión era la respuesta habitual de un Estado al servicio de las élites. Ayer, como hoy, cuando el poder político abandona al Pueblo para arrodillarse ante los intereses económicos, la historia se repite. Pero también se repite la resistencia.
“Y mientras los socialistas y comunistas se aliaban con la oligarquía integrando la Unión Democrática en 1946, el pueblo trabajador comenzaba a protagonizar su verdadera revolución: la del 17 de octubre de 1945.
“Ese día glorioso, los trabajadores salieron a rescatar a Juan Domingo Perón de una prisión infame y lo convirtieron en su líder. Desde entonces, el 1º de Mayo dejó de ser sólo conmemoración y duelo: se transformó en una verdadera fiesta del Pueblo. Se hizo realidad el sueño de una Patria justa, libre y soberana. El trabajo, la dignidad y la justicia social pasaron del reclamo a la política pública.
“Hoy, en este 1º de Mayo de 2025, la memoria arde en nuestros cuerpos como una llama viva que no se apaga. Los rostros de los que lucharon siguen presentes en nuestras manos que trabajan, en nuestras gargantas que cantan, en nuestros pies que marchan. No son tiempos fáciles. Un gobierno que desprecia al Pueblo y al Trabajo, que habla de libertad pero impone ajuste, miseria y deshumanización, pretende arrasar con todo lo conquistado.
“Pero hay algo que no entienden: la fuerza del movimiento obrero no está solo en los convenios, ni en los derechos escritos. Está en el alma colectiva. Está en esa conciencia profunda de que somos parte de algo más grande. Una red viva, tejida de solidaridad, de memoria, de resistencia y de amor por nuestra tierra y por los nuestros.
“No nos quebraron ayer, no podrán hacerlo hoy. Saludamos a cada trabajador y trabajadora que, con dignidad, lucha día a día para llevar el pan a la mesa de su familia. Reafirmamos nuestro compromiso con un país donde no haya más desocupados ni precarizados, donde los derechos conquistados con sangre y sudor no sean arrebatados por la voracidad del capital ni el desprecio del poder.
“Que nunca falte el pan en la mesa de un trabajador.
“Que nunca falte la dignidad en la Patria.
“Y que nunca se apague la llama del Pueblo”.