Fue virtualmente un vendaval que no tiene precedentes, ya que las ráfagas de mayor intensidad oscilaron en los 140 kilómetros por hora y a pesar de que existía con antelación una alerta naranja con equipos de emergencia en vigilia, el fenómeno climático superó las expectativas, llevándola al nivel rojo.
Ya estaban suspendidas las clases y las actividades públicas, e incluso se habían cortado las rutas para prevenir accidentes; previsiones que indudablemente evitaron que se registraran situaciones de fatalidad, pero igualmente el temporal del lunes 17 de noviembre quedará en los anales de la historia de la zona norte de Santa Cruz por provocar una secuela de cuantiosos destrozos.
La calma de la madrugada comenzó a cambiar repentinamente a las 7:43 cuando se sintió la primera ráfaga y la claridad del día comenzó a mostrar una nube de tierra en suspensión que iba cubriendo la ciudad.
Minutos después de las 9:00 se produjo un corte de energía general que en muchos sectores urbanos se extendió por casi doce horas.
Las líneas de emergencia de Protección Civil, Bomberos, Policía, Servicios Públicos y otros organismos se fueron colapsando por los pedidos de ayuda.
En la zona céntrica cayó un enorme árbol en plena avenida San Martín, mientras en el barrio Miramar se desmoronaron casi 20 metros del paradón del club de fútbol Estrella Norte. En tanto, el imponente monumento al obrero petrolero, El Gorosito, resistía estoicamente el vendaval, pero en sus inmediaciones se destrozaban carteles comerciales y volaban desperdicios domiciliarios, a la par que el tránsito de vehículos y peatones era insignificante.
En puerto Caleta Paula, a pesar de ser un recinto marítimo cerrado, las aguas se agitaron con intensidad y escoraron -y luego hundieron- tres barcos de la flota amarilla (de costa) que estaban sujetos entre sí; uno de ellos arrastró a los restantes.
En la avenida Lisandro de la Torre, detrás de la Escuela Nº 69, a menos de 200 metros del Gorosito, el viento arrancó el techo de chapa de un edificio de dos plantas donde funciona un local de compra-venta de automotores. El material desarticulado cayó en una calle lateral tras volar casi 50 metros.
Eso ocurrió cerca del mediodía, cuando el temporal alcanzaba su máxima intensidad y simultáneamente se desprendía el techo de una vivienda en el pasaje Pucará en barrio San Martín.
La estructura de chapas pasó por encima de otra vivienda y cayeron a casi 80 metros, arribando bomberos y policías para sujetarlas, desarmarlas y colocarlas en el interior de un galpón facilitado por otro vecino.
A todo esto, la mayoría de las personas evacuadas al gimnasio municipal del barrio Rotary 23 (alrededor de 150) fueron pasajeros de micros de larga y media distancia que quedaron varados en la terminal de ómnibus.
Hasta avanzada la noche no se habían reportado personas heridas por el temporal, pero la magnitud del mismo hizo que el intendente Pablo Carrizo resolviera declarar la Emergencia Climatológica que se extenderá hasta tanto el meteoro ya no constituya un peligro.