La carne, la leche y las frutas son parte fundamental de la dieta de los argentinos. Hace pocos meses, con un billete de 100 pesos se podían comprar en cualquier supermercado los tres productos. Quizás de segundas marcas, quizás de cortes populares, quizás frutas sólo de estación. Pero la mesa se podía servir con lo que se llevaba en el bolsillo.
La inflación, sumada a la desocupación y la pobreza generaron que centenares de personas se agolpen en Plaza de Mayo para retirar unas manzanas que los productores regalaban en una triste postal que dio la vuelta al mundo. Y no es la primera muestra de desesperación producida por la crisis alimentaria de este 2016.
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