El costo que conlleva beber alcohol durante el embarazo

Los investigadores están empezando a arrojar luz sobre el verdadero alcance del consumo de alcohol durante el embarazo.
Svetlana Popova, científica experimentada del Centro de Toxicomanía y Salud Mental (CAMH) de Toronto (Canadá) dirige una investigación sobre la epidemiología del consumo de alcohol durante el embarazo y sus efectos sobre el niño no nacido.

P: ¿Qué es el síndrome alcohólico fetal y qué se sabe de él?
R: El alcohol es tóxico para el feto durante los nueve meses de gestación. Cuando una embarazada consume alcohol, este llega directamente al feto a través de su torrente sanguíneo. Estos niños pueden nacer con un trastorno del espectro del alcoholismo fetal (TEAF), que es un término genérico que engloba todos los trastornos relacionados con el alcohol. De ellos, el más grave y el más fácil de identificar es el síndrome alcohólico fetal. Los TEAF se asocian a un amplio abanico de problemas físicos, cognitivos y de comportamiento, como retrasos en el crecimiento y el desarrollo, anomalías faciales y disfunciones cerebrales.

P: ¿Cuándo supo por primera vez de la existencia de estos trastornos?
R: Cuando estudiaba psiquiatría durante la carrera de medicina, recuerdo que en el libro de texto figuraban unas pocas líneas donde se decía que las embarazadas alcohólicas podían dar a luz a niños con defectos congénitos y otras malformaciones. Eso es todo lo que se decía al respecto en el plan de estudios de medicina en la ex Unión Soviética. Los médicos no recibían formación para reconocer los TEAF, y esta sigue siendo la situación en muchos países.

P: ¿Cómo nació la investigación en este campo?
R: El síndrome alcohólico fetal fue descrito por primera vez por el francés Paul Lemoine y otros colegas en 1968 en un estudio sobre niños de padres alcohólicos. Cinco años después, Ken Jones y David Smith publicaron un artículo en The Lancet sobre la asociación entre el consumo de alcohol y una serie de signos morfológicos, y proporcionó criterios para el diagnóstico de la afección.

P. ¿Nos puede hablar de su estudio sobre la prevalencia mundial del consumo de alcohol durante el embarazo y el síndrome alcohólico fetal publicado?
R: Estimamos que una de cada 67 embarazadas que consumen alcohol darán a luz a un niño con síndrome alcohólico fetal, lo que se traduce en unos 119 000 niños que nacen cada año con dicho síndrome en todo el mundo. Antes de realizar el estudio sabíamos que no todas las embarazadas que beben alcohol dan a luz a un niño con el síndrome, ya que cada mujer bebe distintas cantidades de alcohol y cada mujer y cada feto tienen una capacidad diferente para metabolizar el alcohol, además de otros muchos factores que pueden influir en su vulnerabilidad.

P. ¿Qué países registraban las estimaciones más altas y más bajas?
R: Los cinco países con la mayor prevalencia de consumo de alcohol durante el embarazo eran Irlanda (60%), Belarús (47%), Dinamarca (46%), el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte (41%) y la Federación de Rusia (37%), todos ellos de la Región de Europa de la OMS. La prevalencia más baja se observó en la Región del Mediterráneo Oriental, donde la mayoría de las personas, incluidas por supuesto las embarazadas, son abstemias debido a sus creencias religiosas. En general, constatamos que el consumo del alcohol durante el embarazo es común en muchos países y que el síndrome alcohólico fetal es un defecto congénito relativamente prevalente.

P: ¿Cuán frecuentes son los TEAF en comparación con otros defectos congénitos?
R: En algunos países la prevalencia de TEAF puede ser superior a la de algunos defectos congénitos comunes —y más conocidos— como la anencefalia, el síndrome de Down, la espina bífida y la trisomía 18.

P: Si esta afección es tan frecuente, ¿por qué existe tan poca conciencia al respecto?
R: Incluso para el sector de la salud, los TEAF son una afección relativamente nueva. Hemos avanzado en la comprensión del modo en que el alcohol daña al feto, pero esto todavía no se ha traducido en una mejor concienciación pública sobre los riesgos. Estimamos que, a nivel mundial, una de cada 10 mujeres como promedio consume alcohol durante el embarazo, y el 20% de estas mujeres bebe compulsivamente, lo que significa que consumen cuatro bebidas alcohólicas o más en cada ocasión.
Beber compulsivamente es una causa directa de síndrome alcohólico fetal o TEAF. Estas conclusiones son alarmantes, ya que la mitad de los embarazos en los países desarrollados y más del 80% en los países en desarrollo no son planeados. Esto significa que muchas mujeres no se dan cuenta de que están embarazadas durante las primeras fases de la gestación y siguen bebiendo.

P: ¿Por qué las mujeres beben tanto alcohol hoy en día?
R: Los hombres siguen bebiendo más alcohol que las mujeres, pero la epidemiología del consumo de alcohol parece estar cambiando, y la diferencia entre los patrones de consumo de alcohol de hombres y mujeres está desapareciendo, especialmente a edades más tempranas. El consumo de alcohol por mujeres ha ido en aumento a la par que el desarrollo económico y los cambios en los roles de género, pero también a causa de otros factores como la publicidad dirigida a las mujeres, el aumento de la disponibilidad y accesibilidad de las bebidas alcohólicas y el incremento de la aceptabilidad social del consumo de alcohol por mujeres.

P: ¿Qué esperanzas tiene para el futuro?
R: El consumo de alcohol durante el embarazo debería reconocerse como un problema grave de salud pública, y en todo el mundo se precisan estrategias de prevención más eficaces centradas específicamente en el consumo del alcohol antes y durante el embarazo. Se deben invertir más esfuerzos en informar a las mujeres sobre los efectos nocivos del consumo de alcohol durante el embarazo. Cuando sea apropiado, se podría establecer el cribado universal de embarazadas y mujeres en edad fecunda para detectar el consumo de alcohol. Necesitamos un sistema de vigilancia de los TEAF para monitorear la incidencia y prevalencia de estos trastornos a nivel mundial. Todos somos responsables de prevenir los TEAF: las parejas, los familiares, los amigos y las comunidades deberían ayudar y apoyar a las mujeres durante el embarazo. Nuestras sociedades no deberían olvidar a las personas con TEAF, una discapacidad prevenible pero invisible.

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