Buenos Aires (C)
La contracción de los negocios en los mercados bursátiles, que castigó más duramente a las economías emergentes, como la Argentina, se extendió también a los títulos de la deuda y tuvo como contrapartida una inusual demanda por el activo considerado el más seguro del mundo: el bono del Tesoro de Estados Unidos a diez años.
Los diferenciales de la deuda emergente por sobre este papel, un indicador clave de la aversión al riesgo de los inversores, se ampliaron 23 puntos básicos a un máximo de 12 semanas de 195 puntos básicos, según el índice de JP Morgan EMBI+. Se trata de un típico proceso que se desata por el pánico de los inversores, que los lleva a desprenderse de activos rentables y riesgosos para refugiarse en papeles menos atractivos, pero más seguros.
En la jerga financiera, se lo denomina fly to quality (vuelo hacia la calidad).
Todo comenzó con la decisión del gobierno chino de elevar los encajes, una medida de política monetaria que busca restringir la liquidez de la economía con el fin último de enfriarla. «Actualmente hay una burbuja. Los inversores deben preocuparse sobre los riesgos», advirtió recientemente Cheng Siwei, vicepresidente del Parlamento, inquieto por las amenazas que pesan sobre los ahorristas chinos.
Al temor de que China crezca menos y, por ende, compra menos productos primarios a las economías emergentes y reduzca su financiamiento a los Estados Unidos avivó un temor aún mayor: que se frene el crecimiento mundial. También influyó el atentado en Afganistán a una base militar que visitaba el vicepresidente estadounidense, Dick Cheney.
Si a esto se suma que ayer el ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), Alan Greenspan, dijo que la principal economía del planeta mostraba síntomas de una pronta recesión -aunque luego relativizó sus expresiones-, se tiene un panorama del punto de partida.
El primer coletazo se produjo en el sudeste asiático, más concretamente, en la bolsa de Shangai, que retrocedió un 8,81% de la mano de las acciones bancarias, las más perjudicadas por la decisión del gobierno chino. Fue el mayor derrumbe en diez años.
ARGENTINA TAMBIEN
La fuerte caída china impactó en todas las plazas del mundo, incluso en la Argentina. Por eso, el índice Merval de acciones de las empresas líderes de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires retrocedió ayer un 7,5%, en lo que fue la mayor caída en casi tres años.
Para encontrar el antecedente más cercano de este «día de furia» hay que remontarse a la segunda semana de mayo de 2004, cuando el Merval se derrumbó un 8,36%.
En tanto, el índice de acciones brasileñas Bovespa sufrió un duro revés y cayó un 6,29%. En Chile, las acciones líderes sufrieron su peor caída desde 1999. El índice selectivo IPSA, que agrupa a las 40 acciones líderes de la Bolsa de Comercio de Santiago, bajó un 4,97%, debajo de la marca de los 2800 puntos a su menor nivel desde mediados de enero. En tanto, el principal índice de la bolsa mexicana mostró un descenso estrepitoso del 5,61%.
Las bolsas de los emergentes de Asia, salvo la de China, cerraron con menores pérdidas que las de América latina. El mercado accionario de Malasia cayó un 2,81%, el de Indonesia, un 1,12%, y el de Tailandia, un 0,69%.
Pero el mundo desarrollado también sintió el impacto. La Bolsa de Madrid retrocedió un 3,01%, la de Singapur un 2,21%, la de Paris un 3,02% y la de Londres, un 2,31%. Los retrocesos fueron generalizados: ninguna plaza logró ayer revertir las pérdidas.
Los mercados bursátiles más importantes también reflejaron fuertes caídas. La bolsa de Nueva York abrió ayer sus operaciones en baja.
El Dow Jones perdió un 3,29%. En tanto, el índice Standard & Poors 500 bajaba también un 3,4% y el indicador tecnológico Nasdaq restaba un 3,86%.