Confirman nacimientos de bebés en la ESMA

Sobrevivientes del centro clandestino de detención que funcionó en la ESMA recordaron ayer los lugares exactos donde embarazadas secuestradas dieron a luz a bebés que fueron apropiados por represores, en una recorrida hecha por el Tribunal Oral Federal 6 que juzga el plan sistemático de apropiación de menores en la última dictadura.

Buenos Aires (Télam)

Una de las sobrevivientes que acompañó al tribunal en su recorrida, Lila Pastoriza, recordó lo ocurrido en una enfermería improvisada en el sótano del Casino de Oficiales, el último edificio ubicado de cara a la avenida Libertador, a metros de la avenida General Paz.
“Había una embarazada que acababa de tener su hijo en el sótano; yo había ido al baño con un guardia y creo que me dijo que había nacido un bebé y me llevó a la enfermería a verlo”, detalló.
“Era una chica que se llamaba Ana, ella se abrió la blusa y me dijo `mirá lo que me hicieron estos h d p` y tenía los pechos destrozados por la tortura”, recordó ante el Tribunal parada en lo que hoy es un sótano vacío pero en el lugar donde ubicó a la esa enfermería.
“Le pregunté al jefe del grupo que me había secuestrado cómo podía ser que naciera un bebé en esas condiciones y él me dijo con tono explicativo que había subversivas embarazadas y la decisión era que los hijos fueran criados por familias que inculcaran valores que correspondían y no los de la subversión”, contó a la presidenta del Tribunal María del Carmen Roqueta.
Los jueces visitaron primero el sótano del Casino, el primer lugar donde se llevaba a los secuestrados, coincidieron en relatar Miriam Lewin, Pastoriza, María Pirles y Carlos Muñoz.
La inspección se realizó al Casino de Oficiales de la ESMA, en avenida del Libertador al 8.200 de esta Ciudad, donde funcionó el principal centro clandestino de detención a cargo de la Marina y donde se instaló lo que se llamó la “maternidad Sardá por izquierda”, donde daban a luz secuestradas que dependían de ese lugar y otras que eran trasladadas especialmente.
“Nos sacaban de los autos encapuchados y nos metían ahí, nos hacían entrar a distintos cubículos y por ahí se producían los traslados, los camiones esperaban en el playón a la gente que salía adormecida”, detalló Lewin.
Apiñados, los concurrentes a la diligencia judicial subieron la estrecha escalera que conducía al “Altillo”, donde primero estaban los pequeños cuartos que alojaron embarazadas, principal objeto de preguntas del Tribunal que juzga entre otros a los ex dictadores Reynaldo Bignone y Jorge Rafael Videla.
Muñoz recordó que en ese sótano torturaron al sobreviviente Víctor Basterra mientras el represor Héctor Febres tenía en brazos a su beba de meses y preguntaba a otra secuestrada que había que comprarle. “Bety le respondió: mamadera y pañales”.
Todos los testigos aludieron a las constantes modificaciones hechas al centro de detención cuando había visitas internacionales o del periodismo extranjero, como ocurrió en el sector llamado “Capuchita”, la parte más estrecha del altillo, desmantelado en enero de 1978 por la visita de un corresponsal extranjero.
Tras recorrer el sótano, defensas, querellas y jueces subieron tres pisos por las mismas escaleras que usaban los secuestrados y sus guardias para ir y venir de los lugares de alojamiento “Capucha” y “Capuchita” --en el altillo del Casino-- a las salas de tortura.

Fuente:

Dejá tu comentario

Las Más Leídas del Patagónico