Hace 14 años morían 22 personas al caer un avión que se dirigía a Comodoro

Durante la noche del miércoles 18 de mayo de 2011 se precipitó a tierra, en medio de la meseta rionegrina, un avión de Sol Líneas Aéreas que había hecho escala en el aeropuerto de Neuquén y que tenía como destino final Comodoro Rivadavia. Murieron sus 19 pasajeros y los tres integrantes de la tripulación. En febrero último, un juez federal reabrió la causa e imputó por el accidente a exdirectivos de la compañía.

No hubo sobrevivientes. El 18 de mayo de 2011 se precipitó a tierra, en la provincia de Río Negro, un avión de Sol que había partido de Neuquén con destino a Comodoro Rivadavia. Veintidós fueron las víctimas, entre ellas un bebé, hijo de un funcionario de Santa Cruz. También perecieron un gerente del Banco Credicoop y un reconocido docente universitario marcado por la tragedia. Hoy se cumplen 14 años de aquella desgracia.

"Nos tendríamos que haber quedado hoy, Juan. Era para que se rompa el avión. Te quedas cuando está lloviendo y hace frío. Teníamos 1.000, cargaste 1.500 litros; te fuiste a 2.200, 2.500 kilos...".

"Estos no saben lo que es volar en esta zona con estos aviones. ¡Te estoy hablando de estos aviones!".

Según los especialistas, el piloto Juan Raffo buscaba perder altura para evitar la formación de hielo, mientras el copiloto Adriano Bolatti intentaría comunicarse con la torre de control de Comodoro Rivadavia para pedir autorización, pero estaban fuera del alcance de la radio.

Así consta en la caja negra del avión hallada entre sus restos, luego de que cayera a tierra a las 21.20 del miércoles 18 de mayo de 2011, cerca de las localidades de Los Menucos y Prahuaniyeu, en el sur de Río Negro. Iban en el vuelo 5428 de Sol Líneas Aéreas 22 personas, incluyendo a los tres tripulantes: los citados pilotos y la aeromoza Jesica Fontán.

Los 19 pasajeros que tenían al aeropuerto Enrique Mosconi como destino final venían desde Córdoba, Mendoza y Neuquén y la mayoría residía en Comodoro Rivadavia, entre ellos el gerente local del Banco Credicoop, Gustavo Basaldúa; la encargada del kiosco del aeropuerto Mosconi, Sara Noemí Tula; y el docente universitario Eduardo Musacchio (70), quien había perdido dos años antes a su hijo Sebastián (22), asesinado en un camping de la provincia de Catamarca.

En ese vuelo también perecieron Carina Soledad Mansilla y su bebé, Santiago Benjamín, esposa e hijo del entonces subsecretario de Interior de Santa Cruz, Daniel Slopper.

Las otras víctimas fueron Marcelo Frías, Juan Carlos Begovic, Guillermo Castro, Andrés Cerioni, Diego Córdoba, Jorge Alberto Jacomés, Antonio López, Luis Vargas, Rubén Demaría, Hugo Di Filippo, Emanuel Olivera, Fernando Pulozzi, Juan Manuel Ruiz y Darío Runjevac.

ENGELAMIENTO

En 2015, a cuatro años del accidente, la Junta de Investigación de Accidentes de Aviación Civil (JIAAC) estableció que la aeronave Saab 340, matrícula LV-CEJ, sufrió un engelamiento (formación de hielo) en su estructura, lo cual paralizó sus motores y le impidió seguir su vuelo, por lo que se precipitó inmediatamente a tierra.

"Vamos a ir juntando hielo al pedo. Es como que está pegando hielazos por todas partes".

"Yo tengo abajo, en el medio. No lo desprendió bien".

"En estas condiciones te carga hielo en el radiador, no da abasto".

"Mirá boludo, el bodoque que se te formó. ¡No lo puedo creer! ¿Sabés lo que debe ser la panza de este avión?".

"¿Por qué te crees que se cae tanto este avión? ¡No sirve para esta ruta! Pero no lo quieren entender".

Otros testimonios de los pilotos permitieron establecer las causas del siniestro. Ya en ese entonces informes oficiales indicaban que ese avión no se encontraba en condición de aeronavegabilidad para realizar el vuelo, por no haberse cumplido previamente con dos inspecciones obligatorias de las hélices del mismo.

Los restos de las víctimas fueron hallados en un pozo cercano al lugar donde se estrelló el avión y recién 80 días más tarde el juez federal de Bariloche, Leónidas Moldes, ordenó la entrega a los familiares que finalmente pudieron inhumarlos. El mismo juez estableció la falta de mérito de los tres directivos de la empresa Sol Líneas Aéreas, la cual dejaría de operar poco tiempo después. Era propiedad del grupo Transatlántica de la ciudad de Rosario y había empezado a volar en 2006, cinco años antes del siniestro. Su propietario era Horacio Angeli, cuya especialidad eran las agencias de viaje y las financieras.

REAPERTURA DE LA CAUSA

Luego del sobreseimiento de los directivos, la justicia federal de Bariloche reabrió la causa en febrero de 2025. Detectó una serie de hechos por los cuáles se puso “en peligro la aeronavegación” y por eso el avión no debió volar. Más allá que se determinó responsabilidad en los fallecidos pilotos, fueron procesados once acusados

Así, a principios de febrero de este año, exdirectivos y gerentes de la disuelta empresa área “Sol S.A.” fueron procesados por la tragedia ocurrida en mayo de 2011. La justicia federal de Bariloche determinó que los acusados permitieron que el avión realizara el vuelo cuando no estaba en condiciones.

“La aeronave no se encontraba aeronavegable”, sostuvo el juez federal subrogante Gustavo Villanueva en la resolución. Si bien la conclusión del caso fue que los pilotos –quienes murieron– actuaron de manera indebida frente a la situación climática que atravesaban, tuvieron que operar un avión con deficiencias: partió incumpliendo dos directivas de navegabilidad, el equipo de comunicación estaba vencido, los pilotos no habían recibido las capacitaciones que debían, y se permitió el vuelo sin el informe meteorológico actualizado.

Los procesamientos recayeron en once personas, entre ellos el expresidente de Sol Horacio Angeli, los miembros del directorio Horacio Darre y Gustavo Cebreiro, y exgerentes y coordinadores de la empresa. Fueron procesados por poner en peligro la seguridad de una aeronave agravada por haber producido un desastre aéreo y la muerte de veintidós personas. El delito tiene una pena de 10 a 25 años de prisión.

El vuelo 5428 despegó del Aeropuerto Internacional Presidente Perón de Neuquén a las 20:05 horas del 18 de mayo de 2011 para su último tramo con destino a Comodoro Rivadavia. Juan Raffo y Adriano Bolatti fueron los pilotos de la nave Saab 340A. Pero en el trayecto se encontraron con formaciones de hielo que derivaron en la tragedia. El avión cayó en la localidad de Caltrauna, en Río Negro.

En estos 14 años, la causa tuvo otras resoluciones. En 2019, los acusados fueron sobreseidos, pero meses después, la Cámara Federal de General Roca revocó el fallo y ordenó que se hicieran nuevas medidas de prueba. En 2021 se decretó la prescripción por el paso del tiempo para el delito que se investigaba, que era el de estrago culposo. Pero la Cámara Federal de Casación no compartió el criterio y en 2023 consideró que se debía investigar un hecho más grave.

El expediente tiene la particularidad de que la Fiscalía no actúa. Es porque quien entonces era fiscal de la causa, María Cándida Etchepare, entendió que los únicos responsables fueron los pilotos y se retiró de la investigación.

Así, la causa se reactivó solo con la querella que representa a los familiares de las víctimas. Se hicieron nuevas medidas de prueba y se ordenó la citación a indagatoria de los acusados. La conclusión de los peritajes que se hicieron fue que el avión se precipitó por “una situación de engelamiento severo” que es la formación de hielo en distintas partes de la nave que ponen en peligro el vuelo.

Frente a esa situación climática, los expertos concluyeron que hubo “maniobras realizadas u omitidas por la tripulación”. Explicaron que debieron quitar el piloto automático cuando se detectó el hielo, no se respetó la velocidad mínima de crucero ni se utilizó toda la potencia remanente y que la velocidad que se registró era inferior a la recomendaba para la situación climática que se atravesaba. “La aeronave entró en pérdida de sustentación debido a una reducción progresiva y prolongada de la velocidad, en combinación con la formación de hielo, sin que se registraran acciones correctivas efectivas por parte de la tripulación”, fue la mirada final.

Lo que se logró obtener de la investigación judicial fueron las conversaciones de los pilotos. Allí hablan de la cantidad de hielo que se formó y Bolatti dice: “por qué te crees que se cae tanto este avión, no sirve, no sirve este avión para esta ruta, pero no lo quieren entender”.

Pero la justicia también determinó que el avión presentaba una serie de irregularidades que pusieron “en peligro la aeronavegación y -en algunos casos- contribuido en el resultado, aumentando el peligro del siniestro más allá del riesgo permitido”.

Entre esas irregularidades figura que se incumplieron dos directivas de navegabilidad vinculadas a las hélices instaladas. El avión tampoco tenía instalado un sistema HF de comunicación que era el requerido por la autoridad. “Existía un tramo en el trayecto del vuelo que no podía contactarse con el Centro de Control de Área que le correspondía, Comodoro Rivadavia”, destacó el fallo.

La empresa tampoco les dio a los pilotos y al despachante del vuelo las capacitaciones e instrucciones requeridas, por lo que así se “puso en peligro la seguridad de la aeronave y, en este caso, el peligro desencadenó el resultado final, agravando la figura por el desastre aéreo y las muertes producidas”.

Otra responsabilidad de los directivos fue que se permitió el vuelo sin contar con un informe meteorológico actualizado y con información confusa sobre el peso y balanceo de la aeronave.

“En síntesis, surge de las pruebas acumuladas durante la investigación, corroboradas por el contenido de las conversaciones mantenidas dentro de la aeronave, y con el grado de certeza exigido para este tipo de decisión, que la aeronave no se encontraba aeronavegable”, sostuvo el juez Villanueva.

Así, junto con el expresidente y los exmiembros del directorio de Sol también fueron procesados Danilo Pojmaevich (exgerente de Operaciones), Hugo Rodríguez (coordinador de Instrucción), Jorge Costales (gerente de Recursos Humanos y director del Centro de Capacitación), Jorge Herrera (inspector Principal Operativo), Gustavo Daneri (representante Técnico y Gerente de Mantenimiento), Héctor Morbidoni (gerente de Producción), Paolo Marino (inspector de Mantenimiento) y Mario Parrello (despachante del vuelo). Fueron acusados por el mismo delito y se les aplicó un embargo de entre 235 y cuatro millones de pesos.

En tanto, Stefano Angeli, exmiembro suplente del directorio, y Héctor Cichitti, que el día del accidente era el operador de la Oficina de Notificación, fueron sobreseidos. El fallo se encuentra en plazo para ser apelado a la Cámara Federal de General Roca.

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