Mar Chiquita: la cuarta laguna salada más grande del mundo

En el noreste de Córdoba, aunque muy lejos del océano, ofrece la posibilidad de veranear en un ambiente que combina playas, actividades náuticas y un estrecho contacto con la naturaleza casi virgen de la reserva provincial que la rodea.

Sus 6.000 kilómetros cuadrados que alcanzan también parte de territorio santiagueño la colocan, por superficie, detrás del Mar Caspio, que involucra cinco países de Europa y Asia; del Mar de Aral, entre Kazajistán y Uzbekistán, y del Lago Baljash, en Kazajistán.

La laguna es también llamada Mar de Ansenuza, vocablo de los indígenas que habitaban originalmente el lugar y que significa Diosa del Mar, en torno a la cual existe una leyenda sobre el origen del espejo de agua salada.

Por ser el humedal salino más extenso del hemisferio sur y occidental y una de las regiones de mayor riqueza ambiental de Córdoba, tiene como gran atractivo natural la observación de aves, con más de 250 especies, equivalente al 25% de las que habitan Argentina, según datos de la Agencia Córdoba Turismo (ACT).

Miles de turistas visitan cada año este espejo de agua, atraídos en gran medida por la abundante flora y fauna autóctonas de sus alrededores, con la posibilidad de hospedarse en alguna de las 3.160 plazas hoteleras o las 3.000 de camping en la localidad base de la laguna, que es Miramar de Ansenuza, en la costa sur.

Como la propuesta turística de verano no se limita al avistamiento de aves, el turista puede, además de disfrutar de sus playas y el agua salada, practicar deportes náuticos, realizar excursiones guiadas, safaris fotográficos, paseos nocturnos por la costa y pesca de pejerreyes, ciclismo y un circuito cultural y otro por los criaderos de nutrias, entre las varias propuestas.

Fuentes de la ACT informaron que el lugar es frecuentado mayormente por turismo familiar, en un 41%, con parejas de jóvenes en segundo lugar (18%), seguidos por jóvenes sin pareja (17%), adultos (12%) y adultos mayores (4%).

El turismo fue en incremento en los últimos veranos, con una ocupación del 65% durante todo enero de 2019, y tendencia en alza en el mismo mes de este año, con 85% en la primera quincena.

Los datos de esa agencia señalan que las actividades preferidas de los visitantes son las de sol y playa, las recreativas en la costa, los deportes náuticos y la observación de aves y de fauna en general.

Estas últimas se desarrollan en la Reserva Provincial de Uso Múltiple local, sobre la que esperan una pronta designación como Parque Nacional, indicaron las fuentes.

Las excursiones náuticas incluyen observación de aves y tienen dos circuitos, que se realizan en la desembocadura del Rio Xanaes o Segundo, y el que va del Hotel Viena hasta Colonia Muller.

El recorrido cultural incluye los museos Aníbal Montes y Gran Hotel Viena y la capilla San Antonio, que fue la primera iglesia croata en la provincia, y albergó a niños huérfanos de la Segunda Guerra Mundial, en tanto a 50 kilómetros de Miramar están el Museo Histórico de La Para y la centenaria Iglesia de la Virgen de la Asunción, en Marull.

La conectividad con Miramar de Ansenuza es solo terrestre, a través de la Ruta Provincial 17, que hacia el oeste conecta con la ciudad de Córdoba a través de la Nacional 9, y hacia el este con la Nacional 34, que pasa por Rafaela (Santa Fe) y llega a Rosario, con caminos de fácil recorrido, ya que la laguna se encuentra en la llanura cordobesa.

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