Milei habría querido usar el sable corvo de San Martín

La negativa a entregar el emblema al Presidente para que lo usara el 25 de mayo puede ser la verdadera razón de la expulsión del director del Museo Histórico Nacional.

¿Se imaginan a Javier Milei disfrazado de granadero y agitando el sable corvo de San Martín (el auténtico) en una suerte de show bizarro del 25 de mayo? La escena es imaginable porque el presidente nos tiene acostumbrados a performances no solo fuera de todo protocolo sino ridículas, extravagantes e insultantes.

Sin embargo, es difícil pensar en nada más insultante para el sentimiento nacional que el presidente más entreguista y cipayo de que tengamos memoria grite “viva la libertad carajo” esgrimiendo el mismísimo sable que el Libertador cedió a Juan Manuel de Rosas por su defensa de la soberanía frente a la flota combinada de los imperios británico y francés.

Y, sin embargo, esa escena estuvo a muy poco de convertirse en real si no hubiera sido frenada por la negativa de las autoridades del Museo Histórico Nacional a ceder el sable del Padre de la Patria para tal fin. Un fin innoble, en manos del mandatario que entrega las riquezas del país, que lo endeuda fervorosamente para financiar el enriquecimiento de unos pocos, que reprime sistemáticamente a los perjudicados por sus políticas de hambre, que quiere abrir una base naval de la OTAN en Tierra del Fuego, que niega permanentemente el reclamo histórico y regado de sangre sobre la soberanía de las Malvinas, y absolutamente opuesto a la historia del sable que vio las campañas libertadoras en media América del Sur, convertido por voluntad del propio San Martín en un emblema de soberanía y dignidad nacional.

Tan innoble como ilegítimo, ya que el sable fue entregado por los herederos de Rosas y del mismo San Martín con la condición de ser destinado a la exhibición en el Museo Histórico Nacional y para ningún otro fin (se trata de una donación “con cargo”, es decir, con la condición de ser expuesto en el MHN o, caso contrario, ser devuelto a la familia).

Con este argumento, y las normativas de ética pública y patrimonio que son claras sobre el uso de los bienes resguardados en los museos, por más que sea el mismo presidente de la Nación, el sable sanmartiniano no abandonó el Museo Histórico Nacional. La misma disputa, mucho más pública, ya que todo esto fue entre bambalinas, se da con la custodia del sable corvo entre el Museo y el Regimiento de Granaderos a Caballo, que lo reclama.

Esa situación, junto con presentar una tarea museográfica y una visión histórica opuesta al relato farsante de la Argentina oligárquica potencia mundial que, sin que nadie se ría, esgrime Javier Milei incluso en foros internacionales, puede ser la verdadera razón de la expulsión del director del MHN, el historiador Gabriel Di Meglio. También, seguramente, influyó la resistencia de las áreas que se ocupan de la preservación del patrimonio histórico a despedir trabajadores, que es el mantra que atraviesa todo el gobierno “libertario” a partir del “innegociable” déficit cero, junto al permanente reclamo por el presupuesto de la institución.

No es, por supuesto, la mayor afrenta a la dignidad nacional que hizo ni que hará este gobierno que no merece ni llamarse cipayo, soldados indios al servicio del imperio británico que, por lo menos, arriesgaban sus vidas, pero sí una de las más simbólicas y, como es costumbre en Milei, insultantes a la memoria de los patriotas de la independencia.

Fuente: Página 12

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