Agustina, Brenda y Jordana, tres femicidios que conmueven al país

La adolescente hallada muerta el martes en un río de la ciudad rionegrina de Catriel fue asesinada, presumiblemente a golpes y ahogada, por lo que la justicia de Cipolletti imputó ayer por "femicidio" a un joven que estaba demorado por el caso y le dictó la prisión preventiva por un mes. Su caso se suma a otros dos femicidios ocurridos en los últimos días.

Durante los últimos días que cometieron tres femicidios que conmueven al país.

El Ministerio Público Fiscal (MPF) de Río Negro informó que ayer se realizó la autopsia al cadáver de Agustina Atencio (17) en el Cuerpo de Investigación Forense del Poder Judicial, con sede en General Roca, pero que, debido al estado de descomposición del mismo, “no se han podido determinar fehacientemente las causas de la muerte, aunque se presume que fue producto de una asfixia por sumersión”.

“Los forenses indicaron además que la víctima presentaba lesiones que se produjeron mientras la misma estaba con vida y que podrían ser compatibles con una situación de defensa de la víctima”, indicó el informe oficial.

Por ello, los peritos solicitaron “una serie de estudios complementarios entre los que se destacan exámenes histopatológicos y toxicológicos” para precisar la mecánica de la muerte.

La principal sospecha de los pesquisas que es el femicida primero golpeó a la adolescente y luego la ahogó.

Tras conocerse el resultado preliminar de la autopsia se llevó a cabo la audiencia de formulación de cargos para el sospechoso de 21 años que estaba demorado desde ayer y a quien el fiscal jefe, Santiago Márquez Gauna, acusó de “femicidio”.

Para la jueza de Cipolletti, Sonia Martín, “la fiscalía tiene indicios como para investigar al sospechoso por un femicidio”, por lo que le dictó al prisión preventiva por un mes, aunque el plazo “podrá prorrogarse de acuerdo a las conclusiones definitivas de la autopsia y estudios médicos complementarios que ya están en curso”.

De acuerdo al informe judicial, el cuerpo de Agustina fue encontrado el martes por la mañana en el río Colorado de Catriel, en el extremo norte de Río Negro, por personal policial y de bomberos que la buscaban desde el sábado pasado, luego de que la chica se retiró alrededor de las 14 de su domicilio en el barrio Preiss y desapareció.

BRENDA EN CATAMARCA

Brenda Micaela Gordillo tenía 24 años y según la reconstrucción del fiscal Hugo Costilla, mantenía un vínculo afectivo con Naim Vera, de 19. “No eran novios pero se veían cada tanto, salían a tomar algo, tenían relaciones como cualquier chico o chica de esa edad. Se estaban conociendo”, contó una amiga de la víctima.

El sábado a la tarde, Vera se comunicó con Brenda y la invitó al departamento que era propiedad de su abuela ubicado en la calle Ayacucho al 68. El inmueble estaba deshabitado, pero el chico tenía las llaves. Ella llegó en su Volkswagen Gol cerca de la medianoche. Alrededor de las 3 AM, algo pasó. La Justicia todavía no puede determinar si existió alguna discusión o pelea entre ellos. Lo cierto es que el joven -estudiante de medicina- atacó a Brenda. No la golpeó, pero le introdujo un trapo en la boca y la asfixió.

Con el cadáver de Brenda sobre sus manos, el hijo del médico encendió la parrilla que está en el balcón del departamento. No desmembró el cuerpo con un cuchillo como trascendió en principio apenas se conoció la noticia, sino que colocó el cuerpo entero. El accionar de las llamas sobre el cadáver provocó una fuerte llamarada y un espeso humo que hizo despertar a una vecina que se asomó y vio a Vera frente a la parrilla. Le llamó la atención la situación, sobre todo porque eran las 4 de la mañana, pero cerró sus ventanas y se fue a dormir.

Algunas horas después, esa vecina se convertiría en una testigo clave.

El cuerpo de Brenda, jugadora de hockey de un club de la zona, se desprendió en dos partes producto del calor intenso de las llamas. Al ver que el fuego tardaba más de lo que él esperaba en consumir el cadáver, Vera apagó la parrilla y sacó las dos partes totalmente calcinadas.

Una cámara de seguridad ubicada en la puerta del edificio muestra cómo cerca de las 4.30 Naim Vera salió del inmueble con una bolsa a cuestas. Adentro estaba la parte inferior del cuerpo de Brenda. Tiró la bolsa en el contenedor que está en frente al edificio y volvió a entrar. Algo similar hizo con el resto del cuerpo. Lo puso en una caja pero en lugar de arrojarlo en la basura lo puso en la parte trasera de la camioneta Fiat Toro de su padre y se fue del lugar.

El femicida condujo aproximadamente 20 kilómetros hasta una zona llamada La Quebrada en las afueras de la ciudad de San Fernando Del Valle de Catamarca. Para llegar allí bordeó parte de la capital y tomó la ruta 4 hasta el kilómetro 11. Ahí se detuvo, se adentró en el campo con los restos del cuerpo de Brenda y los enterró. Una cámara de seguridad ubicada en la ruta tomó el momento en el cual pasaba con el vehículo.

Una vez de vuelta en la camioneta, ya con la mitad del cuerpo de Brenda en el contenedor frente al departamento y el resto enterrado a pocos metros suyos, se quedó unos minutos en el interior del vehículo. En ese momento llegaron dos policías que trabajaban en un control vehicular cercano. Le preguntaron qué estaba haciendo. “Estoy yendo a trabajar, frené a mandar unos mensajes”, les respondió. Los efectivos le solicitaron la licencia de conducir y tomaron sus datos pero lo dejaron ir. No notaron nada extraño.

“Nair me había contado que la chica le había dicho que estaba embarazada. Incluso ella le había mandado una foto de un test de embarazo y hasta unos estudios a su nombre. Naim se había puesto muy nervioso. Hace algunos días me dijo: ‘Me mato yo o la mato a ella’. Yo le dije que estaba loco, que no se mande ninguna cagada. Incluso me pidió plata pero no le di. Jamás pensé que podía pasar algo así”, relató a la Justicia un amigo del acusado.

Naim Vera le relató a su familia lo que había hecho. Llamaron a un abogado cercano a ellos y decidieron finalmente entregarlo a la Policía provincial.

JORDANA EN MAR DEL PLATA

Jordana Belén Rivero, una psicóloga de 28 años, fue asesinada el lunes de manera brutal en una zona muy concurrida de la ciudad de Mar del Plata. La golpearon violentamente hasta perder el conocimiento y luego fue arrojada desde el balcón de un séptimo piso. Apenas llegó al edificio, la policía creyó que había sido un suicidio. Sin embargo, esta hipótesis quedó prácticamente descartada en minutos: los efectivos observaron que dentro del departamento de la joven todo estaba desordenado y encontraron allí a un hombre atrapado y con algunas heridas. Quedó inmediatamente detenido.

Se trata de Bernardo Luis Baraj (50), un sujeto oriundo de Ushuaia que había llegado a la ciudad balnearia procedente de Buenos Aires. Al momento de ser indagado por el fiscal Fernando Castro se negó a declarar. No explicó por qué estaba dentro de la vivienda y apenas contó que sufría diferentes enfermedades y que estuvo un tiempo internado en un centro asistencial por un cuadro de bipolaridad. Reconoció que tenía una causa por robo como único antecedente penal y que la denuncia en su contra por un ataque a una ex pareja en 2017, en Tierra del Fuego, “había sido un invento” de la mujer.

Para el funcionario judicial, prácticamente no hay dudas en este caso que conmueve a Mar del Plata: se trató de un homicidio agravado por la condición de género de la víctima. “Se puso como loca y se tiró”, fue lo único que les dijo a los oficiales que lograron derribar la puerta para poder entrar.

La autopsia terminó de confirmar que Jordana fue asesinada. No se cayó, ni se tiró y la presencia de Baraj, quien había quedado encerrado en el departamento porque la joven cerró la puerta con llave, permitieron direccionar la investigación hacia la hipótesis del femicidio. De acuerdo con los estudios al cuerpo de la víctima, presentaba lesiones que fueron ocasionadas antes de la caída. Además, se comprobó que Rivero se desplomó ya desvanecida y con el maxilar fracturado.

En diálogo con Radio Brisas, el fiscal Castro dijo que Jordana fue arrojada “al menos inconsciente”, ya que no presentaba signos de “defensa” en su cuerpo. Según explicó, por instinto, cualquier persona que cae al vacío pone los brazos para atenuar el impacto, lo que generalmente provoca fracturas en las extremidades; en este caso, no tenía ese tipo de lesiones. Por su parte, Baraj presentaba algunas heridas en su cuerpo compatibles con golpes y mordeduras. Esto mostraría que la mujer quiso defenderse de la brutalidad del atacante.

El hecho ocurrió el lunes cerca de las 8 en un edificio ubicado en la calle Salta, casi esquina Luro. Su cuerpo impactó sobre una losa saliente que sirve también de techo a la vereda y al ingreso al edificio, que también es una galería comercial. Según publica el diario La Capital de Mar del Plata, el Cuerpo Médico de la Policía Científica estableció que Rivero había aspirado sangre, lo que indica que había sufrido una hemorragia antes de la caída.

Si bien el fiscal Castro aún intenta determinar qué tipo de vínculo mantenían la víctima y el femicida, trascendió que se habrían conocido la tarde del domingo en las proximidades de un bingo de la calle Independencia.

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